Por Otto Schmucler.-

En la entrevista ofrecida a la televisión, el ministro de economía sentenció que el aumento en las jubilaciones, para marzo, iba a ser de alrededor del 30%.

Me esperancé con algo así como un 29 y algo más, digamos 29,7 o 29,9 pero no, el aumento oficializado el miércoles pasado será del 27,18% (algo lejos del 30 pronosticado por Caputo).

Siguiendo esos criterios “tan elásticos” sobre proximidades, bien podría haber anunciado que la pobreza iba a rondar el 25% en vez del horrible 57,4% que alcanzó en enero. Es probable que tratándose de un tema tan delicado no se haya animado a tanto. En cambio, con los jubilados sabe que cualquier cosa se puede decir y hacer (debe haber recibido un llamado desde España, de un tal Fernández, que prometió en campaña aumentar un 20% las jubilaciones pagando menos en concepto de Leliq) total, “¿a quién le importan los que ya no están en actividad ni tienen un sindicato que los defienda?”).

Sin dudas, a todo lo que nos diga, de aquí en adelante va a haber que restarle el 10%.

¡Qué bien le vendría un “shot de cul”!, ¿no?

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