Por Mariano Aldao.-

Ciertamente suena muy feo, digamos fuerte o peor aún, ofensivo, que a uno lo tilden de chorro cuando no lo es; pero cuando “ese uno” ha sido condenado en la justicia (aunque aún no haya sido confirmado por Casación) con pruebas contundentes, a las que no pudo desmentir ni su abogado patrocinante ni “ese uno” cuando tuvo la oportunidad de alegar en el juicio oral… no cabrá otra que aceptarlo.

Es muy loable su intención de proteger a su líder pero no debería entrar en la obnubilación de los militantes que, aunque se les muestren las rutas de Santa Cruz sin haber comenzado, filmadas desde un dron, que fueron pagadas por el Estado según muestran las filminas copia de los originales oficiales no admiten la veracidad de lo que están observando y derivan la conversación hacia otro punto (que nada tiene que ver con el lugar desde donde arrancó el debate que debiera haber concluido al proyectarse las citadas filminas).

Sería más sensato, y digno de su parte, hacer como su hermana María Eugenia que en un rapto de sinceridad admitió que en el kirchnerismo “robamos, sí, robamos y no hay que robar la plata que es del pueblo”.

Después de semejante confesión, debió renunciar.

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