Por Juan Manuel Irala.-

¡Malaya sea nuestra suerte! Nos han quitado el insigne busto del “prócer supremo” de la patria, en el Centro Cultural Kirchner y, según dicen los diarios, fue Cristina quien ordenó que dicha estatua fuera enviada a cubierto de posibles actos de vandalismo a un bastión camporista de Quilmes.

Me parece muy bien que se pretenda protegerla de la barbarie tanto como que deberíamos hacer el intento de proteger la dignidad de los argentinos cambiándole el nombre a dicho Centro Cultural por el de alguien que no tuviera enemigos ni fuertes rechazos en la sociedad, como forma de ir cerrando la grieta social.

Podría hacerse una consulta vinculante entre varios personajes de la cultura, las ciencias o fuerzas vivas, como por ejemplo, “Piazzola” o “René Favaloro”, o también Ernesto Sábato, o Jorge Luis Borges, o el Fiscal Julio Strassera.

Estaría bueno que hubiera llegado la hora de poner las cosas en su lugar.

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