Por Hernán Martínez.-

Viendo la comitiva Presidencial viajar a Davos, observamos la gran diferencia que guarda la austeridad necesaria para que no paguemos lo que no corresponde en lo que refiere a gastos inútiles (léase como pagamos los de la condenada que debería estar presa o la de Fabiola a Misiones en visita «oficial»). La comparación surge sólo con ver cómo y cuántos viajaban en el gobierno anterior. Un viaje similar hubiese sido con el inútil, su mujer, su asesora de vestuario, los garrapatas del Estado que no faltan y se prenden a cuanto viaje al exterior hubiese, el chofer que no tiene que conducir nada, el perro, el gato y el loro entre otros. No menos de 40 personas se hubiesen sumado con una estadía paga por nosotros de por lo menos 7 días, donde de paso nadie asiste con su presencia en forma oficial. Es hora de aprender de ejemplos que ponen en evidencia la gran diferencia de estilos y de técnicos probos, y destaquemos que ni el vocero presidencial viajó. Con el inútil, hubiese viajado hasta Moyano o alguna novia de Insaurralde, la verborrágica de vocera, y algún otro que le viniese bien el viaje para conocer en forma gratuita un país del que ni siquiera dominan el idioma. Todos en el gobierno anterior hubiesen ido con el mismo librito de traducciones que llevaba en el bolsillo de atrás en lugar del peine negro de la bailanta, el ex canciller. Pensemos y hagamos pensar a quienes no ven o no quieren ver en qué redunda esta forma de gobierno, qué significa y que técnicamente es necesario a personas probas en su materia y no individuos que apenas superan las 200 palabras de nuestro léxico. Además, destacamos el viaje en línea aérea comercial y no en el monstruoso avión comprado por el inútil que nos llevó a una inflación vergonzosa. De estilos y objetivos se trata.

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