Por Hugo Modesto Izurdiaga.-

Se presentaron a elecciones en el 2019 promocionando a un presidente «moderado y conciliador» para dirigir los destinos de la república. Con el tiempo los ciudadanos observaron que todo era una burda pantomima. En realidad, la persona que mueve los hilos de la política es la vicepresidenta.

Se postularon sin tener un plan económico consistente, que pudiera mejorar la situación por la que atravesaba el país. No lograron bajar el gasto público y valga, como ejemplo, la gestión de Mauricio disolviendo 10 (diez) ministerios, pasando de 21 a 11. Pero Don Alberto los aumentó y creó unos 9 (nueve) nuevos, llevándolos a 20.

Tratando de morigerar la derrota electoral después de las PASO (12/09/21). El Presidente organizó para las elecciones legislativas (14/11/21) «El Plan Platita» logrando casi 1.100.000 votos más, comparado a lo que recibió en las primarias.

Esa fue la manera de la que se valió El Gobierno para lograr revertir, en parte, la paliza electoral que había sufrido anteriormente. Pero estas medidas (irresponsables) precipitaron un fuerte aumento en la tasa inflacionaria por la gran emisión de pesos emitida. Por querer ganar votos, los funcionarios gobernantes, nos condujeron a un gran brete económico y social.

Hoy vemos como la inflación crece a pasos desmedidos y preocupantes. De los últimos 12 meses a esta parte, el aumento ronda el 80 %. La de agosto fue del 7% según el INDEC.

Para colmo, la relación entre ellos carece de diálogo, generando una falta de credibilidad en la sociedad, que conlleva a que nadie piense en abrir una fábrica, Pyme o un simple comercio.

El binomio político compuesto por los Fernández hace agua por todos lados.

La argentina navega por aguas turbulentas, en un barco a la deriva.

Y los argentinos notan con tristeza como cada mes el billete que tiene en sus manos, pierde valor de compra. Los precios suben… El poder adquisitivo baja.

Los que gobiernan «Están únicamente interesados» en organizar movilizaciones, marchas, actos, convocatorias o misas.

De gobernar y arreglarle los problemas al pueblo… ¡Ni se hable!

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