Por Hernán Martínez.-

Apareció la Sra., sí, esa misma, la que está condenada por ladrona, por estafa o por la forma que le quieran dar. Está condenada e inhabilitada para ejercer cargos públicos de por vida. Aun así, la Sra. escribe como si hubiese sido la primera Ministro de un país del primer mundo. Sra., o condenada, como prefiera que la llamen, o como le gritaron en el aeropuerto de El Calafate, como prefiera identificarse, lo dejo a su elección, Ud. ha liderado por años la decadencia de un país aniquilado por la pobreza que Ud. generó y hoy olvida. Un país que, como dice una gráfica en una remera: “No hay plata”… la tengo yo, ha sido estafado por un populismo que la hizo rica a Ud. y a sus congéneres, descendientes y demás a costa de todos los negociados que supieron conseguir en todos esos años. Ud. es la menos indicada para hablar y criticar. Hoy, desde su lugar de condenada, debería guardarse a silencio y ponerse colorada por todo el desastre que generó. Ud. debería estar en la cárcel, así que no hable de Justicia, que bastante benévola es hasta el dictamen de condena firme, cuya dilación evitó que la saquen a patadas del Senado. Ud. es la imagen mundial de la decadencia de un país; no en vano la tildan así en todos los países, salvo sus amigos de Venezuela, Cuba, las Islas Seychelles, Bolivia y cuanto país adherido a las ideas marxistas o depositarios de fondos mal habidos. Dese cuenta que Ud. ha sido condenada e inhabilitada, por eso no se sienta proscripta, Ud. se proscribió sola por sus actos y responsabilidades como primera mandataria o vicepresidenta del gobierno más desafortunado, perdido y desencajado de este mundo que tuvo la Argentina. Ud. toma la actitud más fácil, la de criticar sin hacer, porque pareciera que ese es su nuevo lugar, a sabiendas que no podrá dirigir ni una calesita pública. Deje que el nuevo gobierno, que ganó por el 56% de los votos, que eligió el sacrificio a la dádiva, el trabajo al subsidio, la verdad a la mentira, gobierne y tome las medidas que deba tomar, que de paso felicitan en todo el mundo. A Ud. no la felicitó nadie y menos en Harvard. Ud. no tiene la autoridad ideológica de un triunfo, sólo de un gran fracaso que llevó al país a lo que es hoy, 50% de pobres, 130.000 muertos por la pandemia, una inflación vergonzosa, una educación paupérrima que dista de cualquier país que quiera superarse, una población inculta y desinformada de la realidad del mundo, una estructura sanitaria diezmada por la realidad de sus recursos negados, una clase sindical que parecieran ser los salvadores del mundo, recontra ricos y presumidos como los dueños de la verdad cuando en realidad son también sus socios del fracaso… podría adjetivar todos y cada uno de sus fracasos. Para Ud. y su difunto el éxito se midió en plata; el resto no sirve como éxito. Guárdese a silencio y vergüenza, si la tiene, y no siga dando malos ejemplos. El mundo ya la conoce demasiado como para amargarse recordándola. Basta de su basura ideológica.

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