Por Juan Manuel Irala.-

El fiscal de la Causa Vialidad, con su historia, su actitud y su presente nos está demostrando por dónde se llega a la verdad.

Con una cantidad y calidad de pruebas que agobian, ha ido desgranando, prolijamente cada uno de los pasos dados por el kirchnerismo para provocarle al país un quebranto muy difícil de remontar. Porque no sólo desvió hacia su patrimonio (incalculable por cierto) decenas de miles de millones de dólares que debieron ser del Estado sino que para que ello fuera posible quebrantó las instituciones de la República siendo la justicia la víctima que más lamentamos.

Por suerte aún quedan valientes. Ellos decidieron plantarse y dar pelea en una lucha desigual contra la corrupción, que corroe las bases morales que San Martín, Belgrano, Alberdi, Favaloro y muchos otros nos legaron, que fueron plasmadas en nuestra Constitución Nacional.

Dentro de ese grupo de patriotas sobresalió esta semana una dura astilla surgida del palo de quien hoy lo recusa.

De bajísimo perfil y una foja inmaculada, que primero Beraldi y después Rusconi (como fiscal, en sus inicios, jugaba para el equipo de los buenos hasta que “el dios dinero” alteró sus principios) intentaron manchar, el fiscal Luciani nos está iluminando el camino de los valores, perdidos hace tiempo.

Su coraje y convicciones nos incitan a que volvamos por ellos.

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