Por Otto Schmucler.-

Es tan confuso el mensaje con el que se pretende, desde el gobierno, llegar al ciudadano, que “no se entiende nada”. Si hay algo que se pensó para evitar los achatamientos en las jubilaciones (caso Badaro) fue en la Ley de movilidad. El ministro Cafiero dice que la movilidad sigue, sólo que con suma fija (si es móvil no es fija). ¿Cómo se entiende?

Ante otra pregunta, responde, muy suelto de cuerpo, que “justamente el achatamiento” es lo que están buscando para que haya una distribución más justa, solidaria, equitativa y… sarasa. Porque no puede ser que haya jubilados que cobran 300.000 mientras en el otro extremo otros cobran 16.000, y esto sí, se entendería, de no ser por otro error que llama a la confusión. La jubilación máxima es de 103.000, no 300.000, éstas son las de privilegio (que es lo que el gobierno debe solucionar), ¿se entiende?

El achatamiento debe buscarlo en éstas últimas, no en aquellos que aportaron mucho dinero durante mucho tiempo, continuadamente, sin interrupciones ni moratorias. A estos habría que sino premiarlos, por lo menos no castigarlos.

Todos sabemos que la reforma previsional es condición indispensable para poder acordar con el Fondo, en marzo, de acuerdo pero, sin dudas va a ser más creíble y confiable que la misma esté atada a la racionalidad. No reformas impagables que haya que modificarlas cada 3 años o disposiciones que generen litigiosidad.

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