Por Alfredo Nobre Leite.-

Señor director:

No deja de ser proverbial la locura de la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner que, a la luz de la feroz paliza que sufrió el presiente Alberto Fernández en las PASO el 12 del actual, en vez de capitalizar el mandato explícito del pueblo argentino que rechaza las «hazañas» del cuarto gobierno kirchnerista que ha sembrado a la Argentina de 114.101 muertos por la falta de las vacunas Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson a las personas mayores de edad y en riesgo, y, por el contrario, promovió la vacunación VIP de adláteres del poder de turno y a jovencitos de La Cámpora, y que ante la carencia de un plan de gobierno y económico, por lo cual también sembró al país de pobres -más del 50% de la población-, destruyó la economía, desapareciendo de facto la mayoría de las empresas Pymes, que dan trabajo a un 70% de la población, y por el contrario se distinguió por mantener a los vagos con planes sociales, en vez de crear las condiciones para que trabajen, y ante la fuga de las empresas, en general, a los países que no combaten al capital, es decir, Uruguay, Brasil, Chile, Paraguay; que a CFK se le ocurrió la brillante idea de aumentar el déficit fiscal a 4,5 puntos del producto (PBI), de los 2,4% actual, en una orgía de emisión fiduciaria sin respaldo lo que terminará en una hiperinflación, fruto de la locura de CFK, que en vez de meditar el mandato explícito del pueblo argentino expresado en las urnas el 12 de septiembre, se le ocurre seguir destruyendo la economía, y aumentando la pobreza del pueblo argentino de más del 50%, que más que nada afectará a los jubilados, en especial, a quienes perciben el haber mínimo que no les alcanzan para su manutención, medicación y pagar un alquiler, y que están bajo el umbral de la indigencia.

En vez de su presunto «plan económico» -es decir, el aumento del dispendio público, sin cubertura, dado que la presión fiscal superior al 33% del PBI es insoportable, por lo cual emigran a otros países, como queda dicho-, lo que hay que hacer es disponer la Justicia el embargo de todos sus bienes mal habidos, estimados en el desfalco/latrocinio de unos US$ 80.000 millones, frutos de los contratos amañados de las obras públicos de Néstor Kirchner, iniciados en Río Gallegos, y luego trasladados a la Nación, al asumir el cargo presidencial, y a través de su principal testaferro, Lázaro Báez, que le proveía, siendo un simple cajero del Banco de la Provincia de Santa Cruz, los listados de los propietarios de viviendas adquiridas bajo la Circular 1050 de indexación de Martínez de Hoz, que acumulaban más de tres cuotas impagas, y así NK se los compraba a precio vil, siendo la base de su fortuna, como CFK, se llenaba la boca. Más los contratos amañados de obras públicas, iniciadas en Río Gallegos, siendo gobernador, y que luego, siendo presidente de la República, en base al presente griego -el caballo de Troya- que Eduardo Duhalde nos hizo, ante las tres negativas de Carlos Reuteman de ser candidato a la presidencia, y de Juan Manuel De la Sota, que no le favorecían las encuestas; y así, científicamente, multiplicó las maniobras corruptas, con la complicidad empresarial, cómo es vox populi, y que dio lugar a, entre otras, a la causa «Cuadernos», por las cuales CFK está sometida a juicio por sus bienes mal habidos, propios y heredados del finado Néstor Kirchner, de ahí su propósito de llevar a cabo una «reforma judicial», procurando su impunidad.

Es de esperar que la justicia obre en consecuencia para terminar con el robo descarado del kirchnerismo, que medio Santa Cruz es de propiedad de Cristina y sus hijos, y no de Lázaro Báez, que es un simple testaferro del kirchnerismo.

De seguir Alberto Fernández el tren exigido por Cristina Fernández de Kirchner, se hará difícil la llegada al 14 de noviembre, en que el pueblo argentino volverá a aplicar el remedio que necesita el kirchnerismo: la derrota aplastante y que nunca más vuelvan por sus fueros, es decir que repita la destrucción del bien común en nuestra Argentina, a manos, presuntamente, de ladrones de las arcas públicas.

Con cordiales saludos.

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