Por Otto Schmucler.-

El kirchnerismo ha sido, y sigue siendo el mejor “hacedor-cultor de relatos épicos en Argentina”. Desde su llegada al poder supo capitalizar los golpes de efecto que sus actos o discursos generaban. Fue así que a poco menos de un año de su asunción, Néstor, en el Colegio Militar de Campo de Mayo ordenó al ex General Bendini bajar los cuadros de los dictadores Videla y Bignone.

Este acto y el apoyo a una iniciativa de la izquierda en el Congreso para anular las leyes de Punto final, Obediencia debida y la inconstitucionalidad de los indultos lograron que la ciudadanía viera en él algo parecido a un padre de los derechos humanos. Tanto que dos años después, al conmemorarse los 30 años del golpe cívico-militar decidió proclamar esa paternidad al “pedir perdón al pueblo argentino en nombre del Estado por la vergüenza de haber callado tantas atrocidades durante 20 años” olvidando que fue Alfonsín (a quien debió pedirle perdón por haberlo omitido, días después, cuando la indignación crecía en la sociedad) quien motorizó el juicio a las Juntas y el Nunca Más.

Algo parecido ocurrió cuando se celebraron los 25 años de Página12 en la ESMA y Cristina en su alocución obvió mencionar a Jorge Lanata, el fundador y Director durante los 10 primeros años.

Cabe recordar que en sus tiempos de gobernador de Santa Cruz, Néstor hizo oídos sordos a las súplicas de las Madres de Plaza de Mayo (sus detractores aseguran que lo hizo “para no desagradar a los militares”) para que les facilitara un escenario en el que ellas pudieran contar allí todo lo que estaba pasando con los desaparecidos y la dictadura.

Ahora que desde distintos espacios y países del mundo empiezan a llegar críticas por el avance contra la Corte Suprema de Justicia, el gobierno presenta ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU un informe en el que subvierte y tergiversa la realidad culpando a la justicia, los medios y la oposición, y alude a la palabra inglesa “lawfare” a la que el Papa Francisco le dio gran visibilidad (hasta entonces muy pocos o casi nadie utilizaba ese término) en su discurso de apertura a la Cumbre de Jueces y Magistrados realizada en el Vaticano en 2016.

Share