Por Hernán Martínez.-

Con pavor, terror y asombrado por la ira de estos vagos, leí la noticia del pedido de formalidad de un sindicato para limpiavidrios, trapitos y demás pseudoactividades producto de la decadencia, que invade y ocupa el espacio público que pagamos con nuestros impuestos.

Según el vivillo de turno, indican que estas «actividades» que ellos desarrollan no están representadas, como si la representación les asegurara un mejor futuro. ¿Qué buscan? ¿Plata, fondos, obra social a quien le van a reclamar? ¿Buscan un nuevo sindicalista que se ocupe de cortar calles con reclamos inexistentes? Un chiste de mal gusto. ¿Para quiénes trabajan? ¿Qué aportan? ¿Tienen contrato de trabajo o recibo de sueldo? Seguramente empezarán pidiendo el SAC. Toda una vergüenza.

Todo es posible en dentro de este gobierno que les da mejores sueldos a los presos que a los jubilados, que jubila gente sin haber aportado ni un año, que da lugar a todos los reclamos, destrozos y acciones coercitivas en el espacio público, que acuerda con la puerta giratoria, y demás logros de esta caterva que ahora se llama Unidos por la Patria (¿o por la conveniencia?, no me queda claro).

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