Por Roque Villazán.-

El presidente cree en las casualidades. No hubo nunca reparto arbitrario de fondos.

¡Qué cosa!, ¿vio? Nadie vi nada raro.

Uno tras otro van desfilando los exjefes de gabinete en el Juicio por la Obra Pública donde está imputada la actual vicepresidenta de la Nación pero todos, toditos todos dijeron cosas parecidas, el reparto fue absolutamente transparente, casi podría decirse “cristalino”. Ahora sí, el pajarito que se le ha perdido al Gran Bonete no aparece.

Pero un señor llamado Báez, que era cajero en un Banco de Santa Cruz, como por arte de mafia (perdón por el error, el teclado me jugó una mala pasada, quise decir magia) que pasó a tener negocios en común con la familia presidencial “y muy buena visión para instalar una empresa que se convirtió, como por arte de mafía, magia (perdón, es que están al lado la “F” y la “G”), decía, como por arte de magia se convirtió en la principal constructora vial de Santa Cruz.

Dicen que una palabra puede cambiar el mundo, los humanistas pregonan que es “AMOR”. El kirchnerismo “LAWFARE”.

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