Por Ricardo Bustos.-
Primero fue aquello de «Con la Democracia se come, se cura y se educa» (o algo así). Luego vino el «Síganme… no los voy a defraudar». Por estos tiempos, vivimos el «Argentina, un país en serio»… «Todas, todos, todes, todex».
(Esta reflexión fue escrita en enero del año 2012… ¿Cambió algo?)
«La liberación del pasado nos interesa cada vez menos, pero la protección frente al poder totalitario progresivo de los nuevos modernizadores nos causa una inquietud creciente. Es el totalitarismo modernizador, y no ya el despotismo conservador, el que conduce ahora a las peores catástrofes y destruye más radicalmente los derechos humanos.» (UNESCO)
Cuando vienen a mí los recuerdos de mis bisabuelos y abuelos -que llegaron a nuestra Argentina con su dolor de la guerra y el hambre en sus cuerpos-, analizo sus almas y reacciono de una manera casi irrespetuosa hacia los gobernantes contemporáneos que supimos fabricar desde nuestro cómodo lugar en la sociedad, dándoles todo el poder para que hagan lo que no somos capaces de intentar hacer.
La pregunta de rigor sería: ¿acaso nuestros mayores construyeron un país en broma?
Y la respuesta (en mi humilde opinión) es NO. Ellos construyeron redes ferroviarias, rutas, hospitales, escuelas, bibliotecas y clubes sociales (donde iban las familias). Fomentaron el trabajo de la mano de una verdadera cultura del sacrificio y respeto hacia sus semejantes.
Los gobernantes con el voto, somos nosotros y ellos son ciudadanos que han salido de nuestra propia sociedad, la misma que venera a los Wachiturros, la cumbia Villera o tumbera, y algunos otros exponentes de la «cultura» que supimos asimilar. Vemos hoy que un litro de Cerveza o un litro de leche para los niños cotizan casi al mismo precio, teniendo en cuenta la cantidad que deben tomar los menores, un despropósito. Escuelas en donde las docentes realizan despedidas de soltera con strippers, o los chicos menores con sus fiestas sabatinas que autorizan los directores, pues los jóvenes tienen derecho a divertirse. Las rutas con el mismo trazado que hace 80 años pero con el 1.000% más de vehículos de todo porte, lo que motiva todo tipo de accidentes fatales cada día. Los hospitales carecen de profesionales, insumos, higiene y, por sobre todo, voluntad de servicio por falta de vocación. Ni hablar de las fuerzas de seguridad, cuyo personal ingresa por el sueldo y la obra social. Los recordados y queridos clubes sociales del barrio hoy son viveros en donde se siembra el mejor pasto y solo trabaja el buffet con cuatro o cinco mamados que van a jugar al truco todas las noches.
Cada amanecer observo el cielo y, dado que es el único lugar en donde puedo fijar la vista y no sentir dolor en el alma, trato de reflexionar una y otra vez sobre qué hemos hecho mal los pasajeros de estas generaciones que nos dejaron aquellos hombres de férrea voluntad para forjar un futuro. «Planes Trabajar» para quienes vieron una pala por primera vez en la vidriera de la ferretería, becas estudiantiles para pibes que no saben dónde queda la escuela (a quien esto escribe, desde chico y adolescente le han enseñado la importancia de estudiar y trabajar a la vez para ayudar en la casa).
Ahora, también hay casos múltiples de chicas que han llegado a confesar que quedan embarazadas para cobrar el Salario Universal, camiones cisternas que en el año 2012 llevan agua a los barrios alejados, en gran parte del país (y encima los gobiernos lo publican como si fuera un logro), Transnea, Camesa, o cuanto proveedor de energía eléctrica… todos nombres raros que llegamos a conocer bien cuando llega la factura a casa, pero cuando los buscamos para compartirles nuestro enojo por la falta de energía eléctrica, no tienen oidos, no tienen voz, no quieren conocernos y en el fondo quienes allí trabajan son parte de lo nuestro.
La verdad, a esta altura ya no me interesan ni el avión presidencial, el lavado de dinero, las cuevas con dólares, Haití, Panamá, o los que se atienden en el el Hospital Austral y salieron de la villa para ocupar un cargo político, la sequía del campo, la complicidad de muchos productores agropecuarios, los departamentos millonarios de Puerto Madero, la miseria que cobran los jubilados, la plata que le roban a la ANSES, los asesinatos de cada día que se hicieron casi una costumbre, los jueces con anillos de 250 mil dólares y la falsedad permanente en donde un político le dice por medio de la prensa a otro de sus pares aquello que no se anima a decirle en la cara (y lo peor es que el otro le contesta de la misma manera). Como si Usted o yo estuviéramos tan interesados en esa estúpida actitud que le vamos a prestar más atención a su ya desgastada forma de gestionar para nosotros…
Finalmente, considero que la sociedad deberá -de una vez por todas- reconocer que somos los verdaderos Patrones del Estado (léase ESTATAL) y por ende, los políticos firman un contrato con nosotros por medio del VOTO. Ergo, están obligados a respetarnos, administrando todos NUESTROS bienes del ESTADO, rindiendo cuentas en forma periódica sobre el destino que le dan a nuestros dineros. Que no son suyos.
Ya sé… no me diga nada… todo es una utopía de este humilde e inocente hombre que habita la bendita tierra Argentina, usurpada por delincuentes de todo tipo…
PD: Perdón si he ofendido a alguien. Sólo soy parte del pueblo.
23/04/2023 a las 7:03 PM
NO ES DIFICIL DARSE CUENTA, AHORA SEGURAMENTE VENDRA EL «»SANGRE SUDOR Y LAGRIMAS»» LO MAS GRAVE, SIN QUE NADIE LO PIDA .
23/04/2023 a las 11:17 PM
El problema de la Argentina son los TRAIDORES.
24/04/2023 a las 6:49 PM
Sr.Ricardo
Los sloganes ya nos han hartado. Por lo tanto estamos esperando que hagan algo en serio. Pero este tipo de gente(la clase politica) tiene metido en la esencia sólo el valor del poder, el dinero y el acomodo; a instancias de un pueblo con una estima destruída precisamente por tantos años de soportarlos, desgraciadamente. Mal que nos pese, esto va para muy largo.