Por Carlos Tórtora.-

La expulsión de Edgardo Kueider del Senado es sin duda una victoria kirchnerista pero lo más interesante es que Javier Milei le soltó la mano al senador detenido en Paraguay y les ordenó a los senadores libertarios apoyar la expulsión. De este modo el presidente salió, aunque sea a medias, de la zona de sospecha por las coimas dadas para la sanción de la ley Bases.

Así es que el kirchnerismo y los libertarios ganaron ayer en términos políticos. Pero la jornada tuvo varios perdedores netos.

Uno fue Victoria Villarruel, que en una maniobra con la Casa Rosada, el bloque de la UCR y otros bloques menores, intentó introducir el planteo de que se debía también tratar la suspensión de Oscar Parrilli, procesado junto a Cristina Kirchner en la causa del memorándum de entendimiento con Irán.

La maniobra frustrada de la vicepresidenta fue leída como lo que era, un intento de embarullar el trámite de la expulsión de Kueider. Después de la sesión, Villarruel intentó recomponer mostrándose de acuerdo con la expulsión, pero ya había quedado descolocada.

Desbarrancados

Pero nada supera al lamentable papel de Mauricio Macri, que trató de ayudar a Kueider con dos senadores que votaron contra la expulsión mientras otros 5 lo hicieron a favor. Sus motivos tenía Macri. Es obvio que ahora se vendrá la discusión de qué hacer con Cristian Ritondo, expuesto luego de que se descubriera una amplia trama de sociedades offshore encabezadas por su esposa Romina Diago. Si la sanción a Kueider era sólo la suspensión, el antecedente pesaría y mucho en Diputados para considerar la situación de Ritondo que, a diferencia de Kueider, no fue pescado un fraganti y deben probársele los delitos que se le imputan.

Macri está pensando sobre todo en cómo salvar a Ritondo, cuyo silencio sobre las acusaciones a esta altura suena como una tácita aceptación de las mismas, como insinuó ayer Germán Martínez.

Hace apenas una semana, Macri clamaba por la ley de Ficha Limpia e incomodaba a Milei. En una pirueta muy propia del sainete que estamos viviendo, ahora Milei esquiva la acusación de ser cómplice de la corrupción mientras que Macri se instala como el protector de los ilícitos de Ritondo.

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