Por Alexis Di Capo.-

El macrismo, contando obviamente con el interés y la obligación de la justicia federal de investigar, tenía entre sus planes de campaña poner en la vidriera un hecho clásico pero poco conocido de la corrupción política: que muchos partidos, sobre todo para las PASO, defraudan al estado nacional en cifras multimillonarias cobrando por la impresión de millones de boletas electorales que en realidad nunca llegan a existir.

El caso paradigmático del Partido Federal, que éste y otros medios vienen siguiendo, es del cual más se conocen los detalles de la operatoria delictiva. Esto es, impresión real de facturas por un importe inferior a la mitad de los fondos recibidos del Ministerio del Interior y compra de facturas por la impresión ficticia a algunas imprentas que se prestan a la maniobra por porcentajes de entre el 12 y el 15% del monto facturado. Finalmente, está el blanqueo de los fondos a través de una calesita. Es decir la plata ingresa en pequeños pagos a la imprenta que vendió facturas y simultáneamente va saliendo -también en pequeños pagos- hacia el bolsillo del presidente del Partido Federal, Daniel Madeo, y otros miembros de la asociación ilícita que este encabeza.

Sin duda alguna que la difusión de cómo ciertos partidos estafan al erario público a través de la no impresión de boletas significaría para la Casa Rosada un argumento adicional más a favor de que en el Congreso Nacional se trate nuevamente la reforma política y sobre todo que se apruebe el punto que la última vez fue rechazado: la instauración de la boleta electrónica para la elecciones de cargos nacionales.

Sin embargo y como el comité de campaña de Cambiemos sigue día a día los acontecimientos para no dar pasos en falso que provocarían un ascenso de CFK en las encuestas, el oficialismo habría llegado a la conclusión de que es mejor esperar hasta el 23 de octubre para volver a instalar sobre el tapete la cuestión de la reforma política. El motivo es muy simple: si el macrismo batiera el parche ahora, le estaría dando a Cristina servida en bandeja la oportunidad de contraatacar diciendo que, si gana, Macri va derecho a imponer la boleta electrónica para “consumar en el 2019 un fraude tecnológico que le aseguraría la reelección”. Como es sabido que los sistemas de voto electrónico tienen no pocos detractores, este argumento cristinista tendría cierta aceptación. En consecuencia, el macrismo preferiría esperar hasta noviembre, ya con una opinión pública más volcada a su favor, para hablar del negociado de la boleta y de la necesidad de cambiar rápidamente de sistema.

No sólo boletas

A todo esto y volviendo al leading case del Partido Federal, las autoridades de este último no habrían presentado hasta la semana pasada los informes finales de campaña correspondientes a Buenos Aires y la Capital. En este campo se abren incógnitas: ¿existe tal vez una crisis interna entre el grupo que llevó adelante la defraudación al estado y alguno de sus miembros se estarían negando a firmar los informes? ¿O bien Madeo dudaría en avanzar a sabiendas de que, con la presentación de los informes de campaña, se consumaría el delito y se iniciarían las acciones penales?

Sea como fuere, esta inestable situación no daría para mucho más y los juzgados electorales ya cursaron intimaciones a los partidos que no entregaron sus informes. Para la cúpula del Partido Federal, que se enfrenta a la perspectiva cierta de un procesamiento, este escándalo no vendría solo. Como suele ocurrir cuando los negociados se descubren, un efecto frecuente es que salgan a la luz otros temas sospechosos. Se trata en suma de los efectos colaterales. En este caso, fuentes de la Dirección Nacional Electoral deslizaron que también están bajo la lupa las rendiciones de cuentas del Partido Federal sobre importantes subsidios recibidos para reformas de su sede y otros gastos relacionados con las mismas. Aparentemente, buena parte de estos subsidios Madeo los habría dedicado a otro tipo de inversiones totalmente ajenas al partido. Algunos dirigentes del Partido Federal, muy preocupados por el camino que están tomando sus máximas autoridades, recuerdan que, en forma coincidente con el cobro de subsidios del Ministerio del Interior, Madeo se habría mudado a Puerto Madero, comprado una 4×4 y viajado en numerosas ocasiones a Europa y distintos países de Latinoamérica, sin que se le conozca a este personaje actividad comercial o profesional alguna, excepto conducir su partido.

Así las cosas, el tiempo del destape del negociado de las boletas está corriendo a toda velocidad a caballo del impulso triunfalista del macrismo.

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