Por Raúl Cuello.-

Los tenedores del Boden 2015 respiran aliviados. Cobraron. El Gobierno también porque pagó y anotará el hecho en su “relato” de desendeudamiento, mientras espera poder captar u$s 1.500 por la emisión de un nuevo título: el Boden 2020, algo que ciertamente algo que no ha de conseguir visto que el primer día de licitación solo hubo ofertas que se concretaron en u$s 669 M y la tasa de interés fue del 9,4%, (superior a las TIR del Boden X y el Bonar 24). Y eso a pesar que en la semana que transcurre, los mercados financieros internacionales han dejado atrás el sofocón de las dos últimas semanas, incluyendo al Merval que ya está en camino, por expectativas (Urtubey y Blejer mediantes), de los 11.000 puntos.

Tan pronto como se disipe el clima electoral y “habremos nuevo Presidente” en diciembre como mucho, los Bonos argentinos han de reflejar la caída del riesgo país por lo cual la reducción de la tasa de interés (que habrá de producirse a un entorno del 5%), será simultánea con el aumento de la cotización de los títulos, dejando una ganancia de capital para los tenedores de todas las series. Nadie duda que para entonces se acelerarán las conversaciones iniciadas con el FMI y con los “Hold Outs” y esto guste o no a las actuales autoridades, será el resultado de la herencia que dejen, toda vez que, como en economía no hay magia, los dólares que necesitará el sistema, que iniciará 2016 con reservas brutas del orden de u$s 22.000 deben provenir de la Cuenta Capital.

Sin embargo más allá del cortísimo plazo, hay un cierto margen de maniobras en el sector externo por el lado de los vencimientos de la deuda. Sin entrar a considerar el pasivo eventual que surja de seguir la fuga de divisas por vía del “dólar ahorro”, cuestión que entiendo debe ser comprendida en el necesario replanteo de la nueva política económica, en 2016 habrá que atender a vencimientos por u$s 9.087 M, o sea un 36% menos que en este año que termina.

El total de los pagos deben hacerse al Club de París y a organismos multilaterales de crédito es de u$s 9.116 y comprenden al principal y los intereses (u$s 4.961 M y u$s 4.125 M). Dado el carácter de estos pasivos, es muy posible que se refinancien por iguales montos. Si al mismo tiempo se acuerda con los hold outs, se puede descontar la concesión de mayores créditos.

Como se aprecia existe un interesante margen de maniobras que no debe ser desaprovechado en el terreno de las disputas ideológicas. Se requiere un alto grado de consenso para superar las actuales dificultades económicas puesto que las decisiones a tomar se encuentran, en lo inmediato, en el terreno de las relaciones financieras internacionales. Y este alivio que proporciona el 2016, desaparecerá luego en el 2017 ya que entonces los vencimientos totales ascenderán a u$s 15.991 M, de los que solamente u$s 7.340 corresponderán al Bonar X. Como se aprecia, es altamente recomendable que los equipos técnicos que acompañen al nuevo Presidente estén preparados para negociaciones que no serán fáciles (en el FMI y con los Hold Outs) y costosas en el frente interno político ya que deberán enfrentar “al relato” que comprende la herencia de la década pérdida.

Lo anterior no quita que se instrumenten medidas para movilizar la capacidad de generación de divisas originadas en las exportaciones, habida cuenta que el escenario actual es el clásico de una crisis de balance de pagos, que no pocos consideraban desaparecida de la realidad Argentina. Pero esta es ya otra historia.

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