Por Guillermo Cherashny.-

En campaña, el presidente dijo que bajar la inflación era muy fácil y el video en donde lo dijo se reproduce dejándolo en ridículo, porque llegó al poder con ideas confusas y con una herencia que reclama políticas de shock pero, al carecer de coraje para hacerlo, dejó de lado a su economista de cabecera Carlos Melconian que, si bien no planteaba el shock, al menos tenía un diagnóstico correcto de la situación económica. En cambio Macri pensó que actualizando las tarifas al precio que cuestan eliminaba el déficit y caminaba derecho a su reelección mostrando todos los días el fantasma de Cristina, pero para eso tomó deuda externa, emitió moneda y, por tanto, inflación, y armó la bomba de las LEBACs y con la entrada de dólares acható el tipo de cambio y produjo un fuerte déficit comercial. Además, con el tarifazo no solucionó el déficit fiscal sino que lo aumentó, por la deuda que tomo en los mercados. No obstante, esta política económica errada no le impidió ganar las elecciones de medio término con el fantasma de Cristina, a la que derrotó en la provincia de Buenos Aires, aunque ella hizo una gran elección, y después de este comicio parecía tener asegurada la reelección. Pero postergó todos los aumentos de energía y transporte y ajustes de jubilaciones y, obvio, cuando ejecutó lo que había postergado, lo pagó caro, con una corrida cambiaria autogenerada que le provocó un susto mayúsculo porque se le cerraron los mercados internacionales de crédito por la tasa de interés de diez años de los bonos del tesoro de Estados Unidos, que demostraron la fragilidad de los mercados. También se demostró que la “magia” de Durán Barba no es a prueba de balas de una corrida cambiaria y ahora, con la supervisión del FMI, tiene que empezar de nuevo para recuperarse en año y medio que será recesivo o con un crecimiento del 1% y con una inflación igual o mayor a la que tenía Cristina.

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