Por Guillermo Cherashny.-

La situación económica es muy grave pero dentro de ese cuadro la inflación de septiembre bajó al 6,2% y en la ciudad de Buenos Aires al 5,6%. Registros muy altos pero parece que se aleja el fantasma de la híper. En efecto, los recortes al gasto público tuvieron el efecto que enseña la ciencia económica, demostrando que el deterioro de las cuentas fiscales y la emisión del BCRA para el Tesoro son la causa de la alta inflación. De todas formas, falta mucho camino para recorrer, teniendo en cuenta que todavía la segmentación tarifaria no se implementó y hay un retraso cambiario del orden del 30%, por lo cual se pierden reservas todos los días y, aunque se traben las importaciones, la sangría sigue firme.

Las reuniones que el ministro de economía tuvo con el FMI, el BID y ministros de finanzas de México y Brasil, los países más importantes de la región, y el reconocimiento de que Massa apunta a cumplir el 2,5% del PBI para este año y el 1,9% el 2023, generan optimismo en que la inflación del verano puede bajar al 5% mensual, todavía muy alta.

Pero hasta el día de ayer era posible una híper o un rodrigazo que parecen quedar de lado, lo cual es mucho para un gobierno que después de la salida de Guzmán estaba para llamar a elecciones anticipadas en diciembre o bien podía caer en una asamblea legislativa que sería muy grave para el país. Este dato positivo para llegar con una inflación menor a las elecciones presidenciales cual sería muy beneficioso en un país que tiene una corrida cambiaria desde abril de 2018 que aún no terminó. Pero hay que seguir viendo mes a mes, porque el kirchnerismo sigue poniendo obstáculos, más ahora que el consumo empezó a caer, lo que morigerará el aumento de precios exigiendo los inútiles controles de precios que nunca funcionaron. También posible que el ministro de economía elabore un plan integral de estabilización que contemple el alineamiento fiscal, monetario, cambiario, tarifario, precios y salarios en forma ordenada.

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