Por Carlos Tórtora.-

Mientras Cristina Kirchner disfruta de la playa y se prepara para tratar de ordenar al PJ en varias provincias, Axel Kicillof deshoja la margarita de su futuro político. En el entorno del gobernador, sus incondicionales, como el ministro de seguridad Javier Alonso y el dirigente de Barrios de Pie Daniel Menéndez están aumentando la presión para que aquel desdoble las elecciones bonaerenses.

Con el desdoblamiento, Kicillof se acercaría más a su objetivo de consolidar un capital político propio a través del armado de listas de candidatos a cargos provinciales. Aunque como presidente del PJ provincial, Máximo Kirchner intentara controlar las candidaturas, se impondría en definitiva el peso del gobierno bonaerense, que en definitiva manejaría la caja de la campaña.

Para el cristinismo, el desdoblamiento sería lisa y llanamente intolerable. La Cámpora perdería así su capacidad de digitar las candidaturas provinciales y los intendentes correrían a encolumnarse detrás del gobernador.

¿Una guerra abierta?

En La Plata dan por descontado que el tema no se definirá hasta que el Congreso resuelva si suspende o elimina las PASO nacionales o por el contrario las deja como están. Si ocurre lo primero, Kicillof tendría un argumento decisivo para desdoblar, porque ya no podría competir con La Cámpora en una primaria. En cambio, si hay PASO, los disidentes del kirchnerismo podrían optar por intentar negociar con el Instituto Patria, aunque es bien sabido que en materia de candidaturas la tendencia natural de la jefa es a no entregar nada.

En esta opción, Kicillof se juega nada menos que su carrera política porque, si pierde la pulseada con CFK, su candidatura presidencial para el 2027 quedaría seriamente dañada.

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