Por Luis Alejandro Rizzi.-

No fue buena.

Sentí un retroceso que es algo impropio de la derecha sana, aclarando que ya no creo en esa categorización política entre “derechas e izquierdas”; en todo caso, la diferencia habría que ponderarla sobre la “calidad de las decisiones”.

Las derechas, si bien son por esencia conservadoras, no son retrógradas; en todo caso, pretenden ser restauradoras, no del pasado, sino de la vigencia de valores culturales.

El anuncio de retirarse sobre el Acuerdo del clima de París es una decisión, diría irracional, aunque no se esté de acuerdo con los medios que se proponen para tal fin o las causas del calentamiento y contaminación, cuya realidad es un hecho imposible de negar.

La deportación masiva de personas -un millón para empezar- tampoco parecer ser una política racional para resolver la cuestión migratoria, aunque existan miles de migrantes ilegales.

Si hay miles de migrantes ilegales, es obvio que ello fue posible porque la población lo toleró, y quizás esos «inmigrantes ilegales» suplieron una necesidad de trabajo insatisfecha.

También se sabe que un segmento de esa migración ilegal fue posible gracias a la corrupción de las guardias de migración.

La inflación covid de los EEUU fue generada por el propio Trump en su gobierno.

El gobierno de Biden logró controlarla en torno al 3% anual. Bajar la inflación no significa que los precios retrocedan a los niveles preinflacionarios.

Donald Trump, como todo populista, luego de su juramento, prometió la posibilidad de lograr “bienes absolutos”, lo que sabemos es un imposible humano.

Es cierto que expuso algunos medios, como la emergencia de fronteras con México, la suba de aranceles para proteger el “trabajo americano», la declaración de emergencia energética nacional, para aumentar la producción de petróleo poniéndole punto final a la Green New Deal y revocando la política en favor de vehículos eléctricos, cabe preguntarse qué dirá “Elon Musk».

El objetivo es el de facilitar e incrementar la industria energética y automotriz norteamericana.

Tengamos presente que de materializarse esta política energética “libertaria”, podría llevar el precio del barril a niveles que afecten el rendimiento estimado o esperado de Vaca Muerta.

El costo de producción de un barril de petróleo “fracking” en Texas es de u$s 42.00, muy similar al de Vaca Muerta, que estaría en los 43.00.

El riesgo del incremento de la producción en EEUU es que el fracking puede detenerse muy rápido y también, de ser necesario, reanudarla rápidamente.

Daría la impresión de que por el momento el precio del petróleo “fracking” es muy aleatorio, que sería el riesgo de Vaca Muerta que, para Argentina, sería fatal.

Esta política de Donald Trump respecto de la energía ¿afectará los proyectos de inversión en Vaca Muerta?

El oleoducto que desarrollaría VMOS, necesita una inversión de u$s 3 mil millones. En esa sociedad, justo Shell, Chevron y Pluspetrol postergaron su decisión para el mes de febrero próximo. Es obvio que esperaban decisiones de Trump.

Donald Trump puede ser amigo, pero los negocios, negocios son…

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