Por Guillermo Cherashny.-

Finalmente, como anticipamos, el gobierno nacional, con la firma de Gabriel Katopodis, Ministro de Obras Públicas a cargo de Transporte, firmó la prórroga por 90 días de la concesión de la Hidrovía al consorcio Emepa-Jan De Nul.

Importantes sectores del kirchnerismo, que agitan el confuso tema de la llamada «soberanía alimentaria», una confusa denominación que esconde la idea de la intervención del Estado en el complejo agrícola-ganadero-industrial, que es claramente privado y que es el sector que más divisas le genera al país por exportaciones y por tanto mueve 40.000 millones de dólares por lo menos y la gran tentación es manejar esos negocios con el ropaje del Estado presente y que esconde el deseo de meter mano en una gran caja en nombre del país, que generaría una gran ineficiencia y la destrucción de la capacidad exportadora del país. Bastante problema trae la instalación de un cepo cambiario y unas retenciones al límite de la expropiación para que unos vivos o delirantes metan mano en un sector tan competitivo.

El estatismo de un sector del kirchnerismo no sólo se quiere quedar con la Hidrovía, como en el gobierno de Macri, el ministro Dietrich confeccionó unos pliegos a medida para que la ex poderosa cerealera Vicentin se quedara con la Hidrovía, pero como fracasó la reelección, Vicentin se presentó en convocatoria y no pretende más la Hidrovía.

La única solución es la que adoptó el gobierno en el decreto 948, donde se llama a una licitación local e internacional para que consorcios nacionales y extranjeros se presenten bajo la auditoría de la OCDE para garantizar la transparencia que requiere el mundo hoy en día.

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