Por Hernán Andrés Kruse.-

El 26 de abril de 1985, el presidente Raúl Alfonsín habló desde el histórico balcón de la Casa Rosada a una multitud que cubría la Plaza de Mayo. Su propósito no fue celebrar la democracia recuperada por el pueblo sino reconocer el fracaso de la gestión económica de Bernardo Grinspun en el ministerio de Economía y la imperiosa necesidad de imponer lo que él denominó “una economía de guerra”, es decir, un plan de ajuste ortodoxo. A partir de entonces y con Juan Vital Sourrouille en reemplazo de Grinspun, el gobierno radical abrazó la causa neoliberal, lo que lo condujo a su dramático final.

A continuación paso a transcribir el texto completo de ese histórico discurso.

“Compatriotas.

Yo les agradezco esta presencia multitudinaria, sé muy bien que no han venido a expresar la adhesión a un gobierno, han venido a defender la democracia. Porque otra vez como tantas veces en el pasado se ha intentado golpear no a un gobierno sino al pueblo argentino. Era necesaria esta presencia que muestra la fortaleza no de un gobierno sino de la democracia y que exhibe una sociedad que no es indiferente, sino que está dispuesta a luchar para conservar sus derechos. Esto es lo que hemos aprendido rápidamente en estos acontecimientos, la necesidad imperiosa de defender en cada día y en todos los terrenos la democracia que hemos logrado. Defenderla sin caer en el simplismo o el facilismo de suponer que la culpa está siempre en un sector o que la culpa está en una institución, no es cierto en este caso como ha quedado demostrado. Los que pierden con la democracia son los que quieren sacarnos la democracia. Son nada más que minorías absurdas, minorías insignificantes que hacen o pretenden hacer la alquimia política y suponen que juntando trozos de la realidad pueden conformar un cuadro general, porque conversan con algún militar retirado inquieto para ver cuando son los estallidos sociales del que tienen detrás a las fuerzas armadas. Porque hablan con algún trabajador descaminado suponen que tienen detrás a las fuerzas del trabajo, y porque conversan con algunos políticos sin significación ninguna suponen que está la vida política detrás de esa obstinación, nada tendrán que hacer en el futuro.

Yo les agradezco esta presencia en nombre del futuro argentino, en nombre de nuestros hijos, porque es cierto y está a la vista, es verdad que mientras el pueblo esté decidido a luchar por sus derechos nadie se atreverá a conculcarlos. Es verdad, el pueblo unido jamás será vencido. Y unidos todos les tenemos que decir a estos alquimistas de la política que si quieren llegar al poder digan con claridad su propuesta al pueblo, se sometan a las elecciones y ganen si pueden, pero no tomen el atajo de la traición a la democracia. Y el pueblo unido también les dice que la democracia es el orden, la dictadura es el caos, el pueblo unido también les dice que la única anarquía, que el único caos, y que la única desgracia irreparable que podemos sufrir los argentinos es la perdida de nuestros derechos. La democracia en definitiva y no el gobierno es la que ha logrado este prestigio nuevo de la Argentina en el mundo, la democracia Argentina lo ha recuperado para todos y en todos los foros internacionales es saludada y respetada. Hemos defendido esa voluntad de los argentinos absolutamente en todas las manifestaciones internacionales donde hemos tenido que actuar. Hemos consagrado en diversos foros internacionales el triunfo de nuestros derechos, en el caso de las Malvinas triunfo que lograremos concretar a través de las negociaciones pacíficas y con el auspicio y el apoyo de las democracias del mundo. Hemos luchado por la paz, también en todos los foros internacionales hemos dicho nuestra palabra sobre el desarme sin contenido ideológico. (…) Nuestra posición permanente también en cuanto al problema de Centroamérica basado en los principios irrenunciables de no intervención, autodeterminación e integridad territorial. Hemos impulsado en América Latina el consenso de Cartagena, que no se mueve para la agresión pero sí busca con fuerza afirmar los derechos del pueblo latinoamericano a lograr justicia social y desarrollo en el marco de un nuevo orden económico internacional.

Hemos logrado que en el mundo se empiece a comprender la necesidad de efectuar una consideración política del problema de la deuda, y así en las reuniones de Cartagena o de Mar del Plata o de Santo Domingo vamos presionando para que se comprenda perfectamente, que ninguno de nuestros países está en condiciones de pagar la deuda sobre el hambre de nuestros pueblos. Tenemos relaciones correctas con todos los países de la tierra, con los Estados Unidos con los que históricamente había habido nada más que una fluctuación y a veces era el seguidismo y a veces era el conflicto, tenemos ahora una relación madura sabiendo que hay intereses encontrados, que hay intereses comunes y que aún hay intereses contradictorios. Pero nos afirmamos en esa relación con autonomía y como país independiente, independencia que nos permite tener relaciones sin complejo ninguno, sin complejo de ninguna naturaleza ni prejuicio, tampoco con los países socialistas y con todas las naciones del mundo, porque la bandera de paz es la argentina la que queremos que flamee en todas partes. Hemos logrado con la democracia el respeto a la vida, el respeto a derechos humanos fundamentales y hemos actuado de acuerdo precisamente a lo que habíamos anunciado en nuestra propia campaña electoral. Hemos terminado de cuajo en el país con la tortura porque se ha sancionado una ley que da al torturador la misma pena que el homicida. Hemos firmado los Pactos de San José de Flores o de San José de Costa Rica, hemos reconocido al tribunal de los derechos humanos interamericanos, hemos afianzado nuestra política en todos los campos de la actividad social de nuestro país, y estamos absolutamente decididos a seguir con esta política y a terminar con los juicios iniciados a los responsables de haber llevado adelante todo lo que fue el proceso que hemos sufrido, en el marco de la justicia con jueces dignos, correctos y valientes.

También ha sido la democracia la que nos ha permitido realizar una tarea importante en el campo de la organización sindical. En la campaña habíamos dicho que era absolutamente necesaria en la democracia moderna la presencia de sindicatos fuertes, solidarios y participativos en el ejercicio de la democracia interna en las sociedades modernas. Hemos logrado ir avanzando a veces con dificultades pero firmemente en la normalización sindical, y hemos tenido como resultado una participación extraordinaria, que en algunos sindicatos ha dado elecciones con más del 90 por ciento de participación. No porque lo haya querido el gobierno solo lo reitero, sino porque el pueblo argentino está deseando votar, está deseando participar y quiere votar no solo en los comicios y las elecciones generales sino también en la fábrica, en el aula y en todas partes. Pero no quisiera yo esta noche, no han venido ustedes a eso ni lo pretendo yo hacer un balance de toda la acción del gobierno. Dentro de pocos días daremos como corresponde cuentas de esto al Congreso de la Nación. Aquí me interesa sobre todo hablarles de las dificultades extremas que vamos a atravesar. Hemos heredado una situación difícil, dificilísima, hemos heredado una economía desquiciada y un estado devastado, lo que significa que al mismo tiempo que tenemos que operar tenemos que construir los instrumentos de la operación. Es absolutamente necesario que se parta de esta realidad para comprender la necesidad de un esfuerzo de todos, porque todos estamos siendo demandados en estos momentos desde tres puntos de vista.

Hay en primer lugar un reclamo legítimo de los sectores populares en búsqueda de reivindicaciones justas, hay al mismo tiempo la necesidad de poner orden en la economía y esto ha de lograrse a través de un ajuste que va a ser duro y que va a demandar esfuerzos de todos. Y hay por último también la tercera demanda, que es la necesidad de crecimiento de la economía, porque la recesión cuando se mantiene en el tiempo está desesperanzando a los pueblos e impide la realización definitiva de la democracia. Es decir en este Estado devastado frente a esta economía desangrada, tenemos que dar respuesta a requerimientos populares y al mismo tiempo tenemos que ordenar la economía y al mismo tiempo, tenemos que crecer: esto se llama compatriotas economía de guerra y es bueno que todos vayamos sacando las conclusiones. Otros países han estado en peores situaciones que nosotros, ciudades devastadas y levantaron sobre ellas nuevas ciudades. Europa y Japón estaban destruidas hace cuarenta años, y hoy están entre los países más ricos de la tierra. Nosotros podemos hacer lo mismo, podemos hacer lo mismo en la medida en que nos mantengamos unidos, en la medida en que afiancemos los valores de la democracia, en la medida en que estemos absolutamente persuadidos que no necesitamos que nadie nos venga a decir de afuera lo que tenemos que hacer. Hay que hacer la revolución primero de las expectativas y de las esperanzas en la Argentina. Tenemos que comprender para ello y vamos a pedir el esfuerzo de todos. Cuál es ese esfuerzo, y en consecuencia cuáles son las expectativas que podrán ser satisfechas y cuáles las que no podrán ser satisfechas. Y yo les digo hoy en este acto que por ejemplo no se puede esperar en este año un mejor nivel de vida precisamente por la gravedad de esta situación.

Pero les digo también que el esfuerzo será equitativo y que primero que nada pediremos el esfuerzo de los que más tienen. Les digo también el esfuerzo que requerimos no será para que engorden los especuladores sino que será para que afiancemos la posibilidad de marchar hacia la argentina que todos nos merecemos, vamos a hacer ese esfuerzo. Resulta prioritario hoy luchar contra la inflación. La inflación fomenta la dependencia, no necesitan a venir a decirnos nadie lo que ella significa. Sin deuda o con deuda, con fondo o sin fondo es absolutamente perentorio dar nosotros la batalla contra la inflación. O acaso nos tienen que venir a decir que los que más sufren la inflación son los sectores más desposeídos y los asalariados. O acaso nos tienen que venir a decir que la inflación es enemiga de la inversión, lo que aquí tenemos que comprender es que tendremos que realizar un esfuerzo todos, absolutamente todos. El gobierno, el empresariado y los trabajadores. El empresariado tendrá que comprender que el estado no puede ser el que lleve adelante la economía, se requiere de su imaginación, de su creatividad, se requiere de su acción y de su riesgo. Tienen que comprender también esta etapa de esta economía de excepción y manejar con austeridad todos sus procesos. Y el gobierno también, desde esta plaza les aseguro que con relación a los funcionarios políticos del gobierno, vamos a actuar de manera más exigente que con ningún funcionario. Si hay alguno que crea que pueda llegar a gozar del poder que vaya desde ya abandonando su puesto. No hay tiempo para negligencias ni para debilidades. Vamos a trabajar con mayor eficiencia y si en estas circunstancias difíciles observamos que no existe en cualquier rango, la vocación de sacrificio suficiente para servir a su pueblo, deberá abandonar su gestión porque no tiene que ser otra cosa que un soldado en el campo de batalla que vamos a librar.

Pero también tenemos que comprender que para combatir esa inflación es absolutamente necesario disminuir el déficit fiscal y esto tiene dos aspectos fundamentales: uno es el del gasto público; vamos a disminuir el gasto público, pero todos saben que hay elasticidades duras. Cuando llegamos al poder y de esto me hago absolutamente responsable, cuando llegamos al poder no quisimos que se produjera una sola cesantía ni una sola prescindibilidad que creíamos que era necesario terminar con el empleo público como botín de guerra del turno político. De esta manera actuamos y aunque conocemos y sabemos que hay empleos en demasía, vamos a hacer lo imposible para que esto no ocurra porque dadas las circunstancias actuales en la actividad privada, sabemos que una cesantía significa condenar a la desesperación del desempleo a un compatriota. No hay otra forma, vamos a seguir trabajando en todos los aspectos para disminuir los gastos y al mismo tiempo vamos a seguir congelando las vacantes y vamos a buscar sistemas de retiro voluntario. Necesitamos también para terminar con el gasto excesivo ser más eficientes en el manejo de las empresas del estado y privatizar todo lo que haya que privatizar, para lo cual vamos a pedir la colaboración al sector privado. Y en lo que no se privatice y sean empresas de servicios públicos vamos a reclamar la participación y la colaboración de los usuarios, ya sean en asociaciones barriales, en municipios o en cooperativas. Vamos a trabajar además desde la otra parte, el sistema tributario. Tenemos que aumentar los impuestos, señores. Durante los años del proceso se ha desquiciado el sistema impositivo, no alcanza para atender a los requerimientos del estado y al mismo tiempo ha ganado en inequidad uno de los sistemas más regresivos de la tierra. Cada vez tienen más importancia los impuestos indirectos volcados sobre el consumo popular y cada vez tienen menos importancia los impuestos directos, un ejemplo de ello nos da el impuesto a las ganancias que llego en el año 1984 a solo 0,6% del producto interno.

El país que nos sigue en esta proporción con relación al producto bruto interno es Haití con 1,37% luego siguen Colombia con más del 3%, diversos países de América Latina como México por ejemplo casi 6%, España bastante más, Francia, Turquía y Japón más del 10%, Estados Unidos 15%, Dinamarca 25%, es decir se ha hecho cada vez más regresivo como dije antes volcado sobre los sectores populares. Hemos hecho ya y enviado al Congreso de la Nación en esta difícil situación económica por la que atravesamos, nuestra reforma tributaria con el propósito en primer lugar de dar mayor equidad al sistema reduciendo los impuestos indirectos, en segundo lugar a ayudar a sostener los gastos del Estado y disminuir el déficit público y en tercer lugar a encontrar las formas de simplificar el impuesto y superar la evasión, pero además también, dentro de poco tiempo así como pedíamos el esfuerzo alguna vez, vamos a pedir también el esfuerzo como sostenía a los que más tienen y vamos a enviar un proyecto de ley por el cual vamos a establecer sobre los contribuyentes del impuesto a las ganancias y a los patrimonios netos, es decir, sobre aquellos sectores que tienen posibilidades un ahorro forzoso con el propósito de superar la difícil situación por la que atravesamos. Pero también ha sido necesario y está en plena ejecución la reforma financiera con el fin de evitar la especulación hacer transparente el sistema y dar la posibilidad al Banco Central de orientar con seriedad el sistema crediticio y monetario con el propósito de brindar capital de trabajo a los sectores productivos y terminar en la medida más rápida que se pueda con estos fenómenos de especulación que atentan contra el trabajo argentino. Todo este esfuerzo servirá para un crecimiento posible, ha de dejar de ser la argentina el país agro-importador. Tenemos que fincar nuestra fuerza para el desarrollo en la exportación, tenemos que lograr para ello que se den tres condiciones fundamentales, en primer lugar una respuesta correcta de los sectores públicos ya tenemos la ley de exportaciones y estamos montando los mecanismos necesarios para impulsarla con audacia, pero esto no alcanza, esto no basta, no podemos quedarnos tranquilos en nuestra tierra esperando que vengan a comprarnos.

Se hace indispensable salir a vender nuestros productos y para ello es que hemos decidido poner todo nuestro servicio exterior al servicio de esta política exportadora argentina. Pero aun eso no alcanza, se hace indispensable organizar la producción para ello y en consecuencia se hace necesaria una concertación entre el sector público y el sector de la producción para ver de qué manera damos respuestas correctas a esta demanda creciente que esperamos venga del sector externo. De esta forma entonces, vamos a ir repechando esta cuesta más rápido de lo que suponen los pesimistas, vamos a ir encontrando la manera de salir adelante con nuestra producción industrial, vamos a aprovechar al máximo nuestra capacidad instalada y vamos a reclamar inversiones de adentro y de afuera porque se hace indispensable un trabajo permanente para poder superar el estancamiento, atraso y la pobreza. Vamos a trabajar para levantar el sector de la industria, vamos a lograrlo sobre la base de muy diversas manifestaciones pero comprendiendo que en el sector de la agroindustria tenemos posibilidades magníficas para colocar nuestros productos y nuestras maquinarias primero en el concierto de las naciones de América Latina y además también en el mundo. Vamos a pedir también al productor agropecuario el esfuerzo que estamos reclamando permanentemente a todos los sectores, desde mucho tiempo atrás venimos diciendo que hay que terminar con esta idea absurda de que la explotación agraria está vinculada al atraso por lo menos, a lo tradicional de la vieja figura de la estancia antigua, cada vez más es una fábrica y en consecuencia estamos resueltos a brindar el apoyo tecnológico necesario, apoyo tecnológico que brindaremos en todos los terrenos, ya sea en el campo de la industria, ya sea en el campo de la producción agropecuaria porque queremos también llegar a tecnología de punta en algunos sectores que podemos llegar, que podemos alcanzar.

Vamos a seguir adelante con el plan de herbicidas, vamos a seguir adelante con el trabajo del INTA, vamos a seguir adelante con la infraestructura económica vinculada al agro, a los transportes y a los puertos, y vamos a seguir adelante además con todo lo que sea una política razonable en la materia. Las carnes ya no tienen retenciones, hay incluso reembolsos, vamos a ir bajando en la medida en que podamos también las retenciones pero no hemos de poder superar de la noche a la mañana una crisis que nos viene desde afuera al mercado común europeo les cuesta alrededor de dos mil quinientos a tres mil millones de dólares producir una tonelada de carne. Sin embargo nos están ganando las licitaciones alrededor de mil millones de dólares, la política de subsidios de la comunidad y de los Estados Unidos han ocasionado una disminución en los precios internacionales de los granos del orden del 20 % al 30 % y esos subsidios son de tal magnitud que desde hace varios años ya vienen gastando treinta y cinco mil millones de dólares anuales. No hemos de resolver entonces de la noche a la mañana nuestros problemas pero estoy seguro que con el apoyo que podamos brindar de manera formal, de manera sustantiva en la defensa de intereses que son legítimos, con el apoyo crediticio que corresponde, con el apoyo de créditos que esperamos que se paguen en productos vamos a ir sacando adelante al postergado sector agrario y dando satisfacción demás a los requerimientos de los productores más humildes. Vamos a procurar también simplificar para el agro el sistema impositivo, vamos a procurar simplificarlo a través del impuesto a la tierra mientras vamos bajando también las retenciones. Y en el orden energético, estamos también convencidos de que la Argentina se apresta a dar un importantísimo paso adelante, tenemos uno de los mejores balances energéticos del mundo, el consumo del gas es fundamental y nos ha permitido durante el año 1984 exportar trescientos cincuenta y cuatro mil millones de dólares de fueloil.

Vamos a aumentar la exploración, tenemos más de 150 áreas para exponer a la consideración de la actividad privada del país y de todas partes del mundo con el propósito de recrear las posibilidades de desarrollo energético de la Nación en la seguridad de que servimos a nuestras propias convicciones, a nuestra propia e histórica posición y a los intereses irrenunciables de la Nación argentina. Pero es claro que todas estas medidas no dan resultados de inmediato, no será posible lograr éxito hoy en la lucha contra la inflación, no será posible encontrar hoy los resultados de la inversión que reclamamos pero de todas maneras aquí no nos puede pasar como en otros lugares del tercer mundo, América Latina y el mundo subdesarrollado en general son testigos tremendos de la crueldad del sistema económico internacional y el grado de injusticia universal que padecemos. La marginalidad y el hambre acosan a nuestros pueblos pero esto no va a pasar en la Argentina y no puede pasar y no va a pasar también aquí no solo porque el gobierno lo haya establecido sino porque la democracia no lo ha de permitir, porque la democracia es votar pero también es comer. No hemos de superar de inmediato la pobreza pero he dicho y lo reitero, todo hombre o toda mujer por el solo hecho de vivir o de nacer en una sociedad tiene contra esa sociedad en la que vive un crédito para asegurarse la alimentación, la salud y la educación de sus hijos y lo vamos a cumplir. Hemos puesto en marcha mientras estas otras medidas dan sus resultados y sentimos sus consecuencias, el Programa Alimentario Nacional que da una dieta adicional alrededor de cinco millones de argentinos y que nos ha permitido además llegar con nuestro problema de educación o con nuestro problema de salud pero más que eso nos ha permitido comprobar el grado de madurez de los hombre y de las mujeres más desposeídos de la argentina que están dando ejemplo a algunos otros sectores que debieran obrar de otra manera, de qué forma se trabaja para superar el infortunio, están dando ejemplo de lo que significa la compra comunitaria y la solidaridad, están dando ejemplo del comportamiento democrático.

Pero además también, en la educación hemos hecho un esfuerzo descomunal para que nadie quede sin plazas ni en la educación secundaria ni en la educación universitaria y llevamos adelante nuestra tarea de reivindicación ciudadana de la posibilidad que cada uno debe tener de educar a sus hijos dando respuesta a este reclamo social. El otro campo es el de la salud (…) Mientras estas otras medidas dan sus resultados y sentimos sus consecuencias, el Programa Alimentario Nacional, que da una dieta adicional a alrededor de cinco millones de argentinos y que nos ha permitido además llegar con nuestro problema de educación o con nuestro problema de salud pero más que eso, nos ha permitido comprobar el grado de madurez de los hombres y de las mujeres más desposeídos de la Argentina, que están dando ejemplo a algunos otros sectores que debieran obrar de otra manera, de qué forma se trabaja para superar el infortunio, están dando ejemplo de lo que significa la compra comunitaria y la solidaridad, están dando ejemplo de comportamiento democrático. Pero además, también, en la educación, hemos hecho un esfuerzo descomunal para que nadie quede sin plaza ni en la educación secundaria ni en la educación universitaria y llevamos adelante nuestra tarea de reivindicación ciudadana de la posibilidad que cada uno debe tener de educar a sus hijos dando respuesta a este reclamo social. El otro campo es el de la salud, vamos a estructurar, ya estamos estructurándolo, el seguro de salud, no es un problema de dinero, como casi todos suponen, es mucho más un problema de de organización y de orden en el manejo del gasto que ya hacemos; corresponde a una sociedad organizada en la democracia el concretarlo. Vamos a hacerlo también entre todos, de modo que la conducción del Estado no sea tomada como estatismo o atropello, que la participación de los trabajadores a través de las obras sociales no fuera de ninguna manera confundido con feudalismo de ninguna forma y que la necesaria participación de la actividad privada no signifique mercantilismo ni anarquía.

Será el esfuerzo conjugado de todos los sectores, prácticamente con el mismo gasto que hoy realizamos, lo que nos brindará la posibilidad de atender, sin que haya hijos ni entenados, a todos los argentinos en materia de salud. Todo esto lo logra la democracia, la participación del pueblo, el ejercicio de la libertad, la responsabilidad también, del ejercicio de esa responsabilidad. Es un pueblo que ha dicho sí a la libertad, es un pueblo que ha dicho sí a la democracia, es un pueblo que ha dicho no y definitivamente a la violencia política de cualquier signo, porque viene acá a juntarse para la armonía y no a desafinar en la confusión de la violencia. De nuestra parte tengan la seguridad, no hemos llegado a este gobierno para ser un intervalo más entre un gobierno militar y otro gobierno militar, seriamos los frustrados de esta hora, vamos a afianzar esta democracia en la Argentina con el auxilio de ustedes, con el auxilio de los que creen en la paz, con el auxilio de los que creen en la moral pública, con el auxilio de los que odian la violencia como forma de acceso al poder cualquiera sea la forma de que se pretenda”.

* Alfonsín: el Legado, 2019.-

Share