Por Hugo Morales.-

La ciudad más importante de Neuquén por su trascendencia en el turismo de elite como es el esquí se encuentra colapsada y su imagen de vidriera provincial se ve fuertemente empañada. San Martín de los Andes, en la que propios y extraños, suelen reflejarse en sus coquetos restaurantes y hoteles se ve hoy, como ayer, como siempre, sometida a un eterno conflicto gremial que la condena a vivir sucia.

Es como la cenicienta de la cordillera y se ha transformado en el principal problema y desafío para su próximo intendente, Carlos Saloniti, del gobernante partido provincial MPN que todavía deshoja la margarita de encontrar el camino adecuado a su próxima gestión que se acerca velozmente: el 10 de diciembre se acabaron las excusas para el joven funcionario que se comenzó a conocer y reconocer a partir de la gestión de Luz Sapag que dejó un recuerdo imborrable en partidarios y opositores. “La Turca” como aún se la recuerda marco a fuego a sus sucesores.

Por eso fue caótica y hasta empobrecida la gestión de Brunilda Rebolledo, una mediocre funcionaria que no tuvo la brillantez de su antecesora pero tampoco la humildad de quien venía a ese cargo ya jerarquizado de antemano, pasando por la inexistente gestión de Juan Carlos Fernández, a quien no solo le faltó capacidad sino que se excedió en dosis de ideología. JCF venía contaminado por un kirchnerismo que recién ahora parece recobrarse de la mano de nuevos dirigentes que miran con entusiasmo cuanto podrán beneficiarse o no de un gobierno nacional de Alberto Fernández.

El Fernández local desperdició oportunidades con Cristina Fernández y los K locales quieren recuperar terreno en base al empuje de un dirigente de las nuevas generaciones kirchneristas, especialmente La Cámpora, como es Martín Rodriguez. De todos modos, es innegable que recién con Mauricio Macri como presidente y Omar Gutiérrez en la gobernación neuquina, San Martín de los Andes pudo tener algunas obras de importancia. Entre ellas el aeropuerto, puerta vital para el desarrollo de su principal riqueza: el turismo.

Y por si fuera poco la impronta gremial que ya castiga desde las épocas de Luz más para ventilar cuestiones internas de un dividido sindicato ATE (Asociación de Trabajadores del Estado) provincial que por reivindicaciones propias y que ha hecho de la acción directa su principal objetivo sindical y político. Desde hace tiempo el gremio ATE en SMA se encuentra separado en facciones que responden a las conducciones nacional de Julio Fuentes y provincial de Carlos Quintriqueo. Amas se disputan cuotas de poder extorsionando al poder político municipal.

En el medio atribulados vecinos, tanto del centro (principalmente) como de los barrios, se sienten rehenes y por eso hace unos días salieron basura en mano a tirarlas en las puertas del sindicato pero aparentemente mal asesorados por otra fuerza política tiraron la suciedad en el gremio equivocado. Llamativamente dos días después el espacio Cambiemos, tan empobrecido y dividido como en todo Neuquén, sacó un comunicado firmado por sus concejales en contra de Rebolledo pero por elevación contra Saloniti.

Precisamente en esta extorsión sindical y un pobre manejo comunicacional, se encuentran los mayores escollos para que, San Martín de los Andes pueda avanzar hacia un crecimiento que hoy no lo tiene, donde solo se muestra con una imagen desbordada de basura por un conflicto municipal sin razón, donde un exacerbado sindicalismo llegó a pedir un bono de 15 mil pesos cuando la media nacional es de 5.000.

Recién después de una semana, el presidente del Concejo Deliberante, el emepenista Sergio Winkelman que reemplaza transitoriamente a Rebolledo, logró que la subsecretaría de Trabajo de la Provincia dictara la Conciliación Obligatoria y así poner un poco de Sentido Común a una locura colectiva, o al menos de una parte de esa sociedad que no se merece tan mal trato de sus clases dirigentes.

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