Por Máximo Luppino.-

El presidente de la Nación, en campaña, muestra una asombrosa capacidad de erguirse orgulloso sobre las ruinas que él mismo ocasionó y promete, para su eventual reelección, los objetivos que en 4 años no cumplió. O más bien nunca deseó concretar. En verdad, más que impericia y torpezas en grado superlativo, el plan de los acólitos del Newman es dejar a nuestro país como satélite dependiente en grado extremo de las potencias imperantes. El concepto “patria soberana” le es ajeno a su arquitectura intelectual saturada de devoción por la cultura anglófila. Lejos de los humildes de la patria y de la clase media que lucha históricamente para brindarles una mejor calidad de vida a sus hijos, el horizonte del pro es beneficiar a las multinacionales que buscan pagar salarios de hambre y quitar derechos a los empleados. Prueba de esto es que a pesar de estar en campaña y de “mostrar su cara más sensible”, Mauricio Macri lanzó un DNU en el que recortó las indemnizaciones por accidentes laborales. Es decir, aquellos trabajadores que sufrieran lesiones o heridas, percibirán un costo mucho menor en carácter de indemnización por accidente y aquellos que fallecieran, sus familias obtendrán menores montos de dinero por la tragedia padecida. Una vez más, Mauricio mostró su rostro indiferente y cruel para con aquellos que sufren la pérdida de un ser querido en cumplimiento de su trabajo.

En la Argentina de Macri cierran unas 40 empresas nacionales por día, talleres que surgieron del esfuerzo familiar constante. Algunas de estas industrias nacionales se mantienen de pie trabajando a pérdida, el orgullo por su labor los mantiene aun resistiendo. Estas empresas nacionales están más cerca de la epopeya heroica que de la especulación financiera usuraria, son emprendedores de sueños de construcción patriótica. Sus fábricas y talleres son cuna de la mejor cultura del esfuerzo argento. A estos hombres de bien, generadores de empleo digno, Mauricio también los dejó abandonados a merced de las garras de emporios transnacionales.

Con esta realidad, más un índice de pobreza del 36% que amenaza con superar el 40% a fin del presente año, donde el 52% de los menores de 14 años pasan hambre, Mauricio organiza caravanas partidarias en busca de una temeraria reelección presidencial. El “Sí, se puede” es una burla política, infame y cruel para con nuestros jubilados y 16 millones de individuos que la están pasando muy mal.

La flagelante inflación será del 54% anual, un pasaje sin retorno para muchos, a las sombras de la despiadada indigencia lacerante. Mauricio promete bonanza para su hipotético segundo mandato. Habla como si fuera un opositor, no asumiendo la responsabilidad de la desocupación, inflación y penurias que lo tienen a él como autor insoslayable.

Mauri, aparece como un romántico adolescente paseando despreocupado por el perfumado rosedal de su propia irresponsable e irreal fantasía. Mientras, la República padece arrasada por el dolor de la hambruna creciente.

Macri es gobierno, promete mejorar la condición de vida como si otro tuviera las riendas de la administración. Mauricio, un oficialista irresponsable con vocación de mitómano crónico.

“Sí, se puede”. Se puede estar peor si Cambiemos continúa por 4 años más al frente del ejecutivo nacional. Obstinado como pocos, el primer mandatario no comprende que el efecto de sus arbitrarios actos les traen demasiados sufrimientos a los habitantes de nuestro bendecido suelo.

Macri y sus funcionarios, mayoritariamente hablando, miembros de una clase social acomodada, herederos de fortunas añejas, abrevan en la “ley del merecimiento”, sin saber que esta noble ley depende del espíritu del soberano principio de la compasión y el perdón. Sin la presencia de la compasión la meritocracia se asemeja a crueles principios nazis ajenos de humanismo y amor al prójimo. Tal es la indiferencia por el necesitado de la que el gobierno del frio ingeniero parece enorgullecerse.

Aguardemos a que los poderosos de la Nación sepan crear empleo, permitir que la gente se desarrolle y pueda mejorar y progresar fruto de su propio esfuerzo.

Octubre es un mes histórico en términos de proclamas populares. Octubre ya trae vientos de renovación, aire de esperanzas, sueños de igualdad de argentinos hermanados en el trabajo y en el sentir soberano de nuestra magnífica patria.

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