Pese a su desastrosa elección como candidato a intendente capitalino, Pablo Yedlin fue ascendido por Sopita Manzur a dueño de la caja negra de la Secretaría General de la Gobernación.

El popular Cara i Vieja será el nuevo encargado de los millonarios fondos en efectivo que antes «cuidaba» Carolina Vargas Aignasse. La plata parecía sobrarle: su última aparición antes de irse fue un pago de 170.000 por una bandejeada de sanguchitos y gaseosas.

En el caso de Cara i Vieja, su antecedente administrativo más conocido fue la contratación de cursos truchos a una fundación («Funsal») inexistente, y presuntamente a cargo de una mafia cercana a Manzur. El Tribunal de Cuentas de la Provincia constató el ilícito de Yedlin, y le aplicó una multa que el funcionario pidió abonar con «un plan de pagos».

Los Yedlin, amparados en su antigua relación con Manzur (a quien le financiaron los estudios cuando no tenía ni una aceituna), avanzan en todos los frentes internos del gobierno. Quieren recuperar lo que invirtieron en la educación de Sopita.

Un hermano Cara i Vieja, Gabriel Yedlin, es el flamante ministro de Desarrollo Social. También habría un lugar destacado para otro hermano, Daniel Yedlin.

“Ya es mucho Yedlin para una sola administración”, opinaron en el entorno de Juan Manzur, según comentó el periodista Guillermo Monti, cuando Cara i Vieja intentó ubicar también a su cuñada (esposa de Gabriel) Claudia Epstein como presidenta del Ente Cultural Tucumán.

La señora tuvo a su cargo el área cultural en la campaña de Yedlin a intendente, y es hermana del ingeniero Sergio Epstein, a quien Cara i Vieja puso a cargo del área informática del SIPROSA, que insume muchos millones del Tesoro. Como se observa, hay dinero público para todos y todas en la familia Yedlin, que además tienen un centro médico privado en Bolívar al 300. (Contexto)

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