Por Alejandro Tagliavini (El Tiempo).-

La división entre populismo y antipopulismo es sólo cambio de camiseta, de lenguaje y de amistades, porque las políticas son casi las mismas.

Las exportaciones de América Latina y el Caribe caerán, por tercer año consecutivo, este año 14 por ciento, según el BID, por la baja de los precios de los bienes exportados y la débil demanda china. Lideran los descensos Venezuela (-49 por ciento), Colombia (-35 por ciento), Bolivia (-32 por ciento) y Ecuador (-28 por ciento). De acuerdo con el Centro de Desarrollo de la OCDE, la Cepal y CAF, los flujos comerciales con China se multiplicaron por veintidós desde el 2000, frente a un incremento mundial del triple. Los créditos concedidos por Pekín a América Latina desde el 2010 alcanzaron los 94.000 millones de dólares.

Así las cosas, según el FMI, el PIB de la región caerá -0,3 por ciento en el 2015 y crecerá levemente, 0,8 por ciento, en el 2016. Los que más caerán serán Venezuela (-10 por ciento), Brasil (-3 por ciento) y Argentina y Ecuador, “alrededor de cero”. En cuanto a la Argentina, no obstante el cambio de gobierno, caería en -0.7 por ciento en el 2016, contra un crecimiento del 2,8 por ciento para Colombia, 2,5 por ciento de Chile, 3,3 por ciento para Perú, 2,2 por ciento de Uruguay y 3,8 por ciento en Paraguay.

Consecuentemente, los gobiernos están cayendo en descrédito, sobre todo los “populistas”, que requieren crecientes recursos para sus “políticas sociales”. Perdió el kirchnerismo, luego el chavismo, Dilma está acorralada, Bachelet se desprestigia, pareciera que Rafael Correa no se presentará a la reelección y la derechista Keiko Fujimori ganaría en Perú en segunda vuelta por 11 puntos.

China salva a Ortega y Morales. La construcción del canal nicaragüense incrementaría el PIB del país hasta los 20.800 millones de dólares en el 2025 –11.800 millones sin el proyecto–, para crecer al 9 por ciento anual, frente al 4,5 por ciento sin el canal. A Morales, Pekín le concederá un crédito de 7.000 millones de dólares y, eventualmente, otro por 10.000 millones de dólares.

Ahora, la división entre populismo y antipopulismo es solo cambio de camiseta, de lenguaje y de amistades, porque las políticas son casi las mismas. La derecha suele recortar gastos en “políticas sociales”, que compensa aumentando militares y “políticas de desarrollo empresario”. La gobernadora Vidal, principal aliada de Macri, acaba de anunciar un aumento del gasto del 42 por ciento. La oposición al chavismo, el MUD, no tiene un programa coherente, es sólo oposición.

Michelle Bachelet insiste en que logrará la educación gratuita en Chile. Macri quiere aumentar el gasto en educación “pública y gratuita”. Pura demagogia, nada es gratuito. Esta “educación”, supuestamente, es solventada por empresas y ricos que pagan impuestos. Pero las empresas los derivan hacia abajo vía precios o baja de salarios. Así, pagan los pobres y estudian los ricos. Según diversos revelamientos, solo el 5 por ciento del quintil más pobre accede a la educación superior, y 75 por ciento del mayor quintil. En las universidades “gratuitas”, solo 2 por ciento de los alumnos pertenece al quintil más bajo; 10 por ciento, al más alto, y el resto está en el medio.

El mundo progresa por evolución, nunca por revoluciones, y menos las violentas. El muro de Berlín cayó gracias a acciones pacíficas en las que el papa Juan Pablo II tuvo que ver, mientras que la Primavera Árabe, que se caracterizó por los bombardeos de la OTAN, terminó empeorando las cosas. De modo que populismo y antipopulismo –izquierda o derecha– no implican un cambio real de políticas de fondo, que son, básicamente, comprender que, como la violencia –coacción– destruye, el crecimiento de un país es proporcional al levantamiento de políticas coactivas, sean de izquierda o derecha. (© El Tiempo | EDE)

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