Por Carlos Vilchez Navamuel.-

Brasil en los últimos años ha sufrido una crisis política sin igual producto del gran problema que experimenta la sociedad en la mayoría de los países. Nuestra región no se salva de este mal. La corrupción en la economía más grande de la región alcanzó dimensiones nunca vistas. Posiblemente en el futuro podremos compararla con la corrupción que vive Venezuela cuando Maduro renuncie o sea sacado del poder.

Todo empezó con las acusaciones contra el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT) el 17 y 18 de marzo de 2014 con la Operación Lava Jato (lavadero de coches, en portugués), en esos días la policía detuvo a 17 personas, entre ellas a Paulo Roberto Costa, director de Abastecimiento de Petrobras entre 2004 y 2012. En el 2014 Costa fue acusado de usar el esquema interno de sobornos en beneficio propio y para financiar al PT y sus aliados indicó que “los sobornos equivalían a 3% del valor líquido de contratos millonarios que Petrobras firmaba con diferentes empresas, incluidas grandes constructoras, y sostuvo que la mayoría de esos sobreprecios eran pasados al tesorero del PT, João Vaccari Neto. Y que el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), aliado vital del gobierno, y el Partido Progresista (PP) también recibían dinero del esquema”.

http://www.bbc.com/mundo/noticias/2014/10/141021_brasil_petrobras_escandalo_elecciones_gl

Luego aparecieron dos acusaciones contra la expresidente, Dilma Rousseff, la primera se debe a que firmó en 2015 tres decretos por los que concedía créditos de bancos públicos para pagar determinadas deudas públicas, la segunda acusación se refiere a las llamadas «pedaladas» fiscales, esto porque el gobierno pagó entre enero y noviembre de 2015, con retraso al Banco do Brasil, de titularidad pública, cuotas que ascendían a 3.500 millones de reales, el Tribunal de Cuentas consideró “la práctica irregular y, por eso, no podría haberse llevado a cabo”. https://internacional.elpais.com/internacional/2016/08/28/actualidad/1472412248_958761.html

Estas acusaciones llevaron a la Rousseff a un juicio político donde fue destituida definitivamente por el Senado de Brasil, este proceso denominado ‘impeachment’ terminó con el mandato de la primera mujer nombrada presidente mujer de Brasil y con 13 años de gobierno de gobierno del Partido de los Trabajadores y sus aliados.

Luego, en febrero de este año 2017, aparece otro escándalo de corrupción en Brasil sin precedentes, CNN en español nos informó que “La mayor investigación sobre corrupción en la historia de Brasil, el caso Petrobras, mostró cómo se obtenían beneficios inflando los costos de los proyectos por los que la petrolera contrataba a Odebrecht y esos fondos acababan luego en otras manos. Odebrecht Realizaciones Inmobiliarias, una de las mayores constructoras de Brasil, opera en 27 países, incluido Estados Unidos. Angola y Mozambique son las únicas dos naciones fuera del continente americano en las que opera el conglomerado”.

Y la misma fuente nos revelaría que “Las malas prácticas de Odebrecht, aparecieron más allá de las fronteras de Brasil. El pasado 21 de diciembre, el Departamento de Justicia de Estados Unidos reveló que 12 países recibieron 788 millones de dólares en sobornos por parte de Odebrecht a cambio de contratos en 12 países de 2001 a 2016. El Departamento de Justicia le impuso una multa a la empresa de 3.500 millones de dólares”.

http://cnnespanol.cnn.com/2017/02/10/el-escandalo-de-sobornos-de-odebrecht-asi-es-el-caso-en-cada-pais-de-latinoamerica-afectado/

El mismo presidente que asumió la presidencia en agosto de 2016, Michel Temer, fue involucrado por recibir sobornos de un ejecutivo llamado Cláudio Melo Filho, ex vicepresidente de Relaciones Institucionales de Odebrecht Odebrecht en diciembre de 2016, junto a otros funcionarios como a Eliseu Padilha, ministro jefe de la Casa Civil, Renan Calheiros, presidente de la Cámara de Senadores, Rodrigo Maia, presidente de la Cámara de Diputados, y Moreira Franco, secretario ejecutivo y hombre de confianza de Temer.

El periódico New York Times en español nos informó el 27 de junio pasado que el presidente de Brasil Michel Temer ha sido acusado de corrupción, y su futuro está ahora en manos del Congreso de Brasil, así las cosas, este país de nuevo se ve envuelto en otro torbellino político.

La escritora, reportera y documentalista brasileña, Eliane Brum escribió el mes pasado un artículo titulado: La operación Lava Jato como purga y maldición, el escrito fue publicado en el periódico español, El País, entre otras cosas Brum señala que “Las raíces de la actual crisis brasileña se encuentran en el propio proceso de redemocratización tras 21 años de dictadura civil y militar. Las raíces de la crisis brasileña se encuentran en el hecho de haber borrado los crímenes de la dictadura y en la impunidad de los torturadores”.

Y agrega: “La relación establecida entre gobiernos, partidos y parte del empresariado nacional, la Lava Jato también revela, por el lado contrario, el pacto con el diablo que dio como resultado el alma deformada de la democracia brasileña. La gran purga nacional no es por la vida humana, sino por el dinero. No es por la carne, sino por la materia inanimada. Cuando finalmente estamos combatiendo la impunidad, lo que nos mueve son los bienes materiales, mientras la vida se sigue hiriendo de muerte”.

https://internacional.elpais.com/internacional/2017/06/27/america/1498582920_396990.html

Si bien lo que nos dice Brum es importante, porque no debemos ni podemos ignorar los hechos y las consecuencias del pasado, nosotros pensamos que Brasil está dando un gran ejemplo a toda la región con los contrapesos que tiene su democracia, desde lejos vemos que las Instituciones funcionan bastante bien, el aparato judicial es prudente para encarcelar y lo hace hasta tener la certeza, el caso de Lula es ejemplar, el expresidente acaba de ser condenado a 9 años y medio de cárcel por un juez, sin embargo no lo encarcelan inmediatamente, esperan que la segunda instancia sea la que emita la última palabra para arrestarlo y que cumpla su sentencia, lo contrario sucede en Venezuela, encarcelan primero sin pruebas, y luego, después de meses o años de encierro someten a las personas a juicios espurios y condena a las personas como sucedió con Leopoldo López.

Esto es sin duda alguna una buena señal, nos muestra a todos los demócratas de la región que sí las Instituciones funcionan, los políticos de turno pueden ser cuestionados y sometidos a la justicia ejerciendo el poder si les comprueba actos ilícitos, de allí que los ciudadanos debemos de exigirle a los políticos que fortalezcan las instituciones. Entre más credibilidad tengan las Instituciones más calidad democrática tendremos.

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