Por Germán Gorraiz López.-

Para entender las claves de la actual crisis de la democracia formal española, habría que recurrir al filósofo y ensayista José Ortega y Gasset quien en su ensayo «La España invertebrada» publicado en 1921, realiza un exhaustivo análisis de la crisis social y política de su época. Así, estaríamos asistiendo a un nuevo escenario de «invertebración histórica» que tendría su origen en la incardinación de Catalunya en el Estado español.

¿Busca Puigdemont una repetición de Elecciones?

El pensamiento de Puigdemont sería rígido e incorregible: no tiene en cuenta las razones contrarias, sólo recoge datos o signos que le confirmen el prejuicio para convertirlo en convicción. Asimismo, Puigdemont viviría en un limbo virtual que provoca que » el individuo se crea dotado de un talento y un poder extraordinarios debido a que las deidades le han elegido para una alta misión» (Declaración de Independencia de Catalunya).

Desde su exilio en Waterloo, Puigdemont estaría sopesando rechazar las ofertas de Feijóo y Sánchez de colaborar en la formación de un nuevo Gobierno en España, decisión que se basaría en la inteligencia maquiavélica. Así, la inteligencia maquiavélica se distingue por una extraordinaria capacidad para encontrar las debilidades ajenas y utilizarlas en beneficio propio así como de realizar acciones complejas que pueden no ser entendidas en un principio por sus votantes pues sus metas se proyectan hacia un futuro mediato (Declaración de Independencia de Catalunya).

Así, Puigdemont tendría la certeza de que dicha posición se verá refrendada con la victoria de Junts en las elecciones al Parlamento catalán que se adelantarían al 2024 tras la previsible conformación de un Gobierno PP-Vox en el Estado español.

Dicho Gobierno sería una alianza inquieta basada en su comunidad de intereses económicos y amalgamada por la defensa a ultranza del Régimen del 78 y de la unidad indisoluble de España. Su objetivo confeso sería implementar en España una «democracia no liberal» siguiendo la estela de la Hungría de Orbán que beberá de la fuentes del centralismo bonapartista y del paternalismo de las dictaduras blandas.

Este contexto, será aprovechado por el nuevo Govern catalán teledirigido por Puigdemont desde Waterloo para reeditar el pulso con el Estado central, y tras la declaración de la DUI (Declaración Unilateral de Independencia), esperará la posterior implementación por el Gobierno central del Artículo 155 que le haga aparecer ante los ojos del mundo como una víctima del Estado totalitario español.

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