Por Máximo Luppino.-

El miércoles a las 7:30, dos motochorros asaltaron a Morena Domínguez de 11 años cuando llegaba al colegio Almafuerte de Lanús. Los delincuentes la golpearon y arrastraron. La pequeña sufrió un golpe en la cabeza y abdomen. Fue trasladada al Hospital Evita donde murió a las 9:20 de un paro cardiorrespiratorio. Este horrible crimen sacudió a toda la sociedad marcando el fin de todas las campañas políticas a pocos días de las elecciones PASO 2023. El atroz crimen lo habrían perpetrado dos mayores de edad con frondoso prontuario y pedido de captura en un distrito cuyo intendente es candidato a gobernador. Mismo intendente que no residía en su propio distrito.

Cesaron las campañas políticas, quedaron suspendidos los actos. Casi como un reconocimiento público de la responsabilidad que comparten oficialismo y oposición por no poder brindar seguridad a la población. Un dolor mayúsculo invadió a toda la gente, mezcla de sufrimiento e impotencia.

Este episodio enlutó a la política en general. Para los dirigentes fue como verse de pronto delante un gigantesco espejo, todos ataviados con trajes de culpa inocultable.

Pero al caso Morena le sucedió otro hecho de barbarie mayúsculo; fallece Facundo Molares en un incidente que tiene como protagonista a la policía de la ciudad. Apenas unas 30 personas se manifestaban sin cortar calle alguna hasta que fueron reprimidos violentamente. Según algunos testigos, los manifestantes fueron atacados de forma extremadamente violenta. Esto ocasionó la muerte de Facundo.

Si bien la inseguridad “juega a la ruleta rusa” con la población, todo esto es demasiado llamativo. El viernes por la mañana, un médico de 52 años es ultimado para substraerle su vehículo.

El dinero no alcanza inclusive para los que poseen trabajo. La pandemia y la sequía dejaron demasiadas huellas de gran dolor. Sumadas las exigencias del FMI componen un coctel explosivo en el ánimo de los sufragantes.

El clima social está por demás enrarecido, coronando el resultado electoral en la más profunda incertidumbre.

Siempre para decidir y emprender debemos mantener mesura de temperamento y no dejarnos colorear nuestras decisiones por sentimientos circunstanciales.

Llegaron las elecciones, quizás con el peor clima social reinante. No decidamos con bronca ya que sería un error grave.

Esperemos que no exista una “mano negra” sembrando crímenes aberrantes, aún más de los que ya padecemos los argentinos.

Pero existe un “clima violento de época”. Fijémonos que lamentablemente Fernando Villavicencio recibió tres tiros en la cabeza de sicarios. El candidato había denunciado que el Cartel de Sinaloa quería matarlo.

Recordemos el atentado que sufriera nuestra vicepresidenta en un intento de homicidio.

Las ideas preceden a la acción. Si algunos políticos hablan de incendiar, dinamitar, derrumbar edificios ¿cómo pretender que la gente mantenga la calma cuando esos dirigentes siembran vientos violentos?

Coloquemos nuestros corazones en paz y decidamos según nuestro leal saber y entender.

¡Celebremos con esperanza la democracia! Tengamos presente que todo mejora si somos parte de un círculo virtuoso.

Prestemos atención a las estadísticas concretas. Alejémonos raudamente de los chismes malsanos.

¡La verdad nos hará libres!

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