Por Carlos Tórtora.-

La política internacional es la que más influye en las otras áreas de gobierno y Alberto Fernández, como presidente electo, se movió bastante en el campo exterior. Pero hasta ahora y sin haber asumido, ya presenta un esquema contradictorio. Ni bien se produjo la caída de Evo Morales en Bolivia, Alberto se solidarizó con éste, desconoció el nuevo gobierno de Jeanine Añez y se abrazó al Grupo de Puebla, criticando frontalmente la postura en la crisis boliviana de la administración Trump. Con estas pautas, parecía que la Argentina marchaba rápidamente a encolumnarse con el Foro de San Pablo cerrando filas en la defensa del régimen bolivariano de Nicolás Maduro.

Marcha y contramarcha

Sin embargo, en el medio ocurrieron cosas y Felipe Solá admitió días atrás que la Argentina no saldría del Grupo de Lima (donde están Brasil, Colombia, Chile y Perú), lo que equivale a decir que moderará su política regional. La designación de Pablo Tettamanti como Secretario de Política Exterior parece confirmar un enfriamiento con el Grupo de Puebla. Una prueba de fuego es si Alberto reconocerá o no al nuevo gobierno boliviano. Aunque es incipiente, ya se advierte que la línea de política exterior filo-chavista que lleva adelante el chileno Marco Enríquez Ominami, amigo de Alberto, no es la misma que pretende Solá.

Las mismas marchas y contramarchas se hacen sentir con respecto al decreto firmado por Macri que define a Hezbollah como organización terrorista. En un primer momento trascendió que el mismo sería derogado pero después se habría hecho sentir fuerte la presión no sólo del gobierno de Israel sino de la Casa Blanca. La administración Trump evalúa en buena medida la buena voluntad argentina en función de la postura local sobre los atentados a la AMIA y a la embajada de Israel. Hoy por hoy, existen fuertes chances de que el decreto en cuestión no sea derogado. En esta polémica tercian otras voces, como la de la futura ministra de Seguridad Sabina Frederic, que en las últimas semanas fue repudiada por los familiares de las víctimas del atentado a la AMIA debido a la crítica que realizó sobre la decisión del Gobierno de Mauricio Macri de calificar a Hezbollah como una agrupación terrorista. “Es comprar un problema que no tenemos”, había apuntado Frederic, quien consideró que se trató de “una exigencia de Estados Unidos”.

Carlos Tórtora

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