Por Jorge Azar Gómez.-

La banda de los hermanos Castro y su camarada argentino «el Che» llegaron al poder en Cuba y lo primero que hicieron fue robarse todas las propiedades. No una casa ni un yate sino todo. Es lo que los comunistas llaman «expropiación» o en su versión aún más falsa «nacionalización».

Pero es un robo. Así de simple. Nunca pagaron un centavo por esas propiedades y aún tienen pendiente los juicios en los EEUU sumando varios miles de millones de dólares que la miserable isla hoy no tiene cómo pagar.

En buena cuenta, estos delincuentes se apropiaron del país entero y secuestraron a 9 millones de cubanos, asesinando a los opositores, incluyendo a ex compañeros de lucha.

Es decir, una serie de delitos de lesa humanidad.

Acto seguido, los barbudos delincuentes se dieron la gran vida usufructuando los bienes robados. Se repartieron las mejores propiedades entre los bandoleros y empezaron su vida de nuevos ricos.

El resto es solo la historia conocida: el pueblo cubano decayó a niveles de miseria. Cuba se tuvo que convertir en limosnera de los rusos por 30 años, y luego vivir de la caridad de Hugo Chávez.

Fidel Castro, Néstor Kirchner y Hugo Chávez, se fueron sin pagar.

Sin embargo, muchos tienen a estos delincuentes como héroes de la izquierda latinoamericana. La doble moral.

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