El texto obliga a las instituciones financieras a informar anualmente a la DGI los saldos acreditados en las cuentas bancarias de residentes y no residentes.
El Colegio de Abogados del Uruguay (CAU) expresó su «preocupación» por algunos aspectos del proyecto de ley que el gobierno envió al Parlamento y que obliga a las instituciones financieras a informar anualmente a la Dirección General Impositiva (DGI) los saldos acreditados en las cuentas bancarias de residentes y no residentes.
El CAU, en un comunicado emitido el miércoles de esta semana, advirtió que con la iniciativa «se acentúan las limitaciones al derecho fundamental a la privacidad ya establecidas por normas anteriores y se declaran inoponibles a la Dirección General Impositiva todas las disposiciones que consagran un deber de secreto, reserva o confidencialidad».
En especial, los abogados cuestionan lo que prevé el artículo 17 del proyecto, que establece que las normas relativas al secreto profesional «o cualquier otra disposición que consagre el deber de secreto no será oponible» ante la DGI.
Para el CAU, es «injustificable» que se pretenda desconocer el secreto profesional de los abogados. (El Observador)
29/07/2016 a las 8:56 PM
Y tienen razón. Los fraudeamplistas quieren llevarse todo por delante. ya empezaron y lo consiguieron con la decencia, la transparencia, la cultura, la educación, la seguridad.
Pero no se preocupen, los fraudeamplistas son como las familias pudientes venidos a menos (véase elecciones internas) de un apartamento al frente y amplio han bajado a un contrafrente estrecho como un sucucho. Termina «Taradé Asquez» su payasada presidencial y chau zurdaje!
Ni siquiera tuvieron imaginación para diseñar su trapo. Se la copiaron a Rusia pero al revés.
30/07/2016 a las 6:34 AM
En Alemania el secreto bancario dejó de existir años atrás. Ahora quieren voltear el secreto bancario en Suiza.
El próximo paso va ser «reemplazar» el dinero papel por el plástico en toda la UE.
Gran Bretaña se les escapó, pero ya se van a encargar de que vuelva al redil, pues de lo contrario existe el peligro (para «ellos») que un país tras el otro abandone ese monstruo burocrático y centralista, que no es otra cosa que un copia «light» de la Unión Soviética.
«Ellos» quieren tener el control total a nivel, incluyendo el control de la natalidad.