El titular del TOC se hizo famoso por terminar “abrazado” a los denunciantes al finalizar varios de los juicios que tuvo a su cargo.
En una presentación al Concejo de la Magistratura, el abogado platense Juan José Losinno, defensor de Claudio Grande, condenado por delitos de Lesa Humanidad en los juicios de “La Cacha”, denunció al Juez Carlos Rozanski por encubrimiento de delitos de lesa humanidad para proteger a al “represor Estanislao Chiara Vieyra por medio del voto personal del magistrado denunciado”.
Según Losinno en su denuncia, “en su voto encubridor el magistrado refiere falsa y caprichosamente la ajenidad de Chiara Vieyra a cualquier delito, y le adjudica el rol de represor Pablo a Claudio Grande condenándolo invocando prueba falsa también”.
En su argumentación el abogado recuerda que el titular del TOC 1 de La Plata “jamás absolvió a ninguno de los imputados ni tuvo palabras desincriminatorias para persona vinculada con el genocidio que sufrió nuestro país…”, pero advierte que “en todo el desarrollo del juicio protegió a Estanislao Chiara Vieyra…”
En la presentación, Losinno sostiene que “la condena de Grande como el represor Pablo lleva ínsita la absolución de Chiara Vieyra”, con quien además el juez estaría vinculado directamente a través de amistades en común.
Por ejemplo el ex candidato a Gobernador Aníbal Fernández, que fue a su vez titular de la Asociación de hockey Argentino, lugar donde tejió una estrecha relación con Agustin Mazzili, sobrino de Chiara Vieyra e integrante del seleccionado argentino de ese deporte.
Además el juez “sería” amigo de Julián Alvarez, ex secretario de justicia y malogrado candidato a intendente de Lanús, hombre cercano a Alejandro Marón, presidente del Club Lanús y tío de Mazzili.
Por si fuera poco, Losinno refiere que la hija de Chiara Vieyra, de nombre Guadalupe, fue la secretaria privada del Jefe del Estado Mayor Conjunto, Luis Maria Carena, quien respondía directamente a Cesar Milani, otro personaje con llegada directa a Anibal Fernández y también a la ex presidenta Cristina Fernández de kirchner.
Con todo esto el abogado defensor de Grande asegura que tiene demostrada la parcialidad de Rozanski y solicita se investiguen las llamadas telefónicas, mensajes de texto y de whatsapp y otras formas de comunicación que pudieran certificar los vínculos entre el magistrado y el resto de los mencionados en la presentación a fin de comprobar los vínculos entre los mismos.
El objetivo final es que en caso de probarse la parcialidad del Juez el Consejo de la Magistratura avance con los mecanismos sancionatorios que podría culminar con su destitución. (Agencia NOVA)
23/09/2016 a las 8:17 PM
Era una pesadilla de mi primera infancia. El hombre de la bolsa estilizado al que había bautizado “La Sonia” era uno de mis miedos de nene que me despertaban asustado a mitad de la noche.
La referencia siempre fue muy obvia. Se ve que la metáfora nunca fue mi fuerte. Quizá por eso terminé siendo periodista. Y quizá por aquello terminé cubriendo juicios por los crímenes de la dictadura. Y quizá por ambas cosas, por mi profesión y para espantar definitivamente a “La Sonia”, el viernes seguí desde el palco destinado a la prensa en el tribunal Oral Federal Nº 1 de La Plata, la declaración testimonial en la que mis viejos, Carlos y Viviana, contaron en el juicio por los crímenes cometidos en el centro clandestino de detención La Cacha, de las afueras de La Plata, su paso por ese centro.
Recordaron cuando fueron secuestrados el 24 de marzo de 1977, cuando el golpe de Estado de 1976 cumplía un año. Ese día Rodolfo Walsh había enviado a las redacciones su Carta Abierta a la Junta Militar denunciando las desapariciones y muertes y al día siguiente lo mataron cuando se resistió a ser secuestrado.
Mi vieja contó que a la siesta de ese día fue a la Facultad de Periodismo de La Plata, que en ese momento aún era Escuela Superior, porque la había citado el secretario administrativo, para resolver su readmisión porque los milicos habían cambiado los planes de estudio.
Viviana fue con su hijo de siete meses, uno menos que el que hoy tiene mi hija. Ese niño nacido el año anterior, y la dictadura que estrenaba sus garras, no le habían permitido cursar el tercer año.
Pero el negro Bustos (Francisco, el secretario) la conocía desde el ’74, cuando mi mamá estudiaba, militaba en la JUP y ocupaba un lugar en el Centro de Estudiantes.
Viviana Rodríguez no pudo recordar ante los jueces cuál fue la respuesta del secretario, si la readmitían o no, porque cuando salió de su oficina se topó con un hombre enorme, mayor para una chica de 21 años, que la tomó con fuerza del brazo mientras otro le arrebataba el bebé que llevaba a upa.
La intensidad de ese recuerdo borró el resto: solo recuerda que los arrastraron hasta un Falcon color ladrillo y que lo único que atinó a pedir fue que no se olvidaran el cochecito del bebé. Lo cargaron en el baúl. A ella le vendaron los ojos, la tiraron en el piso del asiento de atrás y partieron.
Mirando a los jueces Carlos Rozanski, Pablo Vega y Pablo Jantus, Carlos Roesler contó que la noche del 24 de marzo de 1977 volvía a su casa después de la jornada laboral en un frigorífico de Berazategui.
Apenas dobló la esquina de 2 y 48 para llegar a nuestra casa, ubicada media cuadra más allá, a metros del Bosque platense y la vieja cancha de Estudiantes, un tipo corpulento y enfundado en una campera, salió de un rincón oscuro de la esquina caminando detrás suyo.
Cuando llegó a la puerta del departamento sintió el caño de un arma en la nuca. Al instante, se encendieron las luces de varios autos estacionados en la cuadra. Después fue rutina: lo metieron en la casa, lo encapucharon y revolvieron todo. Lo cargaron en un auto como a un bulto y partieron.
Viviana y Carlos, mis viejos, estuvieron nueve o diez días en La Cacha. “Más de una semana”, calculó mi vieja cuando le preguntó Rozanski.
Allí estuvieron esposados al piso, al igual que otra gente: el bancario Molina; la artesana que hacía carteras de cuero, Pupé, y otra mujer embarazada que estaba por tener y su marido.
Yo estuve apenas unas cuantas horas, pero bastó para dejar en claro que en ese centro también llevaban bebés, si era necesario.
24/09/2016 a las 9:09 PM
Y de los juicios truchos q se llevan adelante q opinas, lo digo con conocimiento de causa.
24/09/2016 a las 5:06 PM
Ese juez es una literal miierda. Es eskoria de la vida KK y no tengo dudas que tarde o temprano será apartado de la desprestigiada Justicia Federal.
Este tipo es desperdicio social, lo que queda, lo que sobra, lo que está de más.
Que se vaya a vivir a su patria, Israel, que aquí los argentinos de bien no lo queremos. Pero debo reconocer, que tal vez en Israel no lo reciban, porque los judíos nacionalistas que luchan por su patria, a los traidores de la diáspora no los quieren.
El Juez Rozansky es amigo de Rafecas, De Luca, Pedro David, Borinsky y otras lakras. Con Oyoherbido salían de copas.
24/09/2016 a las 6:40 PM
Me voy a permitir hoy sólo rezar, por los que murieron de vuestro bando y los que están muriendo del otro lado. Dios ,sobre sus conciencias, seguro hará el trabajo final . Por ambas víctimas de una guerra absurda y cruel; sobre todo para quienes fueron asistentes anónimos de tamaño despropósito en esta Nación; sacudida siempre por “los bandos” y no por la “unión”. Gracias IP.
24/09/2016 a las 7:58 PM
El Dr. Losinno es un AUTENTICO CAMPEON E LA VERDAD. el fatidico Juez es una denigracion del Poder Judicial. Ojala hubiera muchos valientes como Losinno Saludos Campeon de la Verdad.
24/09/2016 a las 10:16 PM
NO HAY TIENTO QUE NO SE CORTE NI TIEMPO QUE NO SE ACABE. TARDE O TEMPRANO TRONARÁ EL ESCARMIENTO Y CORRERÁ SANGRE.
25/09/2016 a las 6:42 AM
Cuando sera el día que se haga justicia para las víctimas de los guerrilleros?
A todos se les llena la boca con la democracia,pero muchos saben bien que si los guerrilleros hubieran tomado el poder ya no tendríamos democracia ,estaríamos sufriendo un comunismo igual que Cuba porque ese era el modelo de los jóvenes “idealistas”
Los periodistas cómplices del relato jamás invitan a una víctima de la guerrilla ,pero si invitan a todos esos criminales que ponían bombas donde se les daba la gana sin importar el daño que hacían Todavía se les llena la bocota diciendo que todos los argentinos admiramos a las mujeres de pañuelo blanco .Yo soy argentina y no admiro a las madres de los asesinos que ensangrentaron al país
26/09/2016 a las 10:04 AM
mari. Que tristeza y dolor tener que suscribir cada palabra de tu nota. Así son las cosas , por ahora.
26/09/2016 a las 9:47 PM
A mi vieja, que todas las mañanas acudía
a la Misa de Seis, la cargó un Falcon
verde, le pincharon los dos ojos para
que no vea nunca más; le introdujeron
entre las piernas un hierro al rojo vivo
como a Kadafy, y finalmente le choriaron
la tarjeta “Cabal”. Y a mi viejo (que lo que
más sentía era no tener más la “Cabal”),
lo colgaron del farol de la esquina y antes
de morir estrangulado le explicaron que
era porque mi vieja era devota de Cristo,
que en última instancia —ya se probó—
fue el primer comunista del mundo.
Para colmo yo, que fuí parido en la ESMA,
no pude enganchar ni siquiera una mísera
indemnización en dólares como los doscien-
tos mil que cobró la hija de Rucci, siendo
que al padre ni siquiera lo mataron los milicos
sino los montoneros.
No hay derecho.