Las miserias de la rosca política
Por Hernán Andrés Kruse.-
El último fin de semana la rosca política se manifestó en todo su esplendor. Lo peor de la política, su cara más obscena, más patética, se hizo presente mientras millones de argentinos viven en la pobreza, el 50% de nuestros niños están condenados, la salud pública es un desastre y la inmensa mayoría de las familias tienen serios problemas para llegar a fin de mes. Durante esos días frenéticos de rosca los políticos se alejan de la realidad, se desentienden de ella. Su mundo se circunscribe a cuatro paredes donde una lapicera decide su futuro. Se abalanzan unos sobre otros para congraciarse con los dueños de los votos, con los que detentan realmente el poder.
La rosca política es el santuario de la obsecuencia, de la humillación, de la degradación. Todo vale a la hora de aparecer en alguna lista. Si ello sucede el futuro del beneficiario (y el de su familia) está asegurado al menos durante el período en que ocupa una banca. El fantasma del “Príncipe” de Maquiavelo sobrevuela en cada una de esos cónclaves secretos donde lo único que impera es la postración ante los dueños de la lapicera. La rosca política ignora los antecedentes de quienes compiten por una precandidatura a una concejalía o una banca en el Congreso de la nación. Da lo mismo que el postulante tenga formación académica o que sea un analfabeto. Para quienes manejan la lapicera todos son iguales. Como decía Discépolo “lo mismo un burro que un gran profesor”.
La rosca política distingue dos clases de políticos. Por un lado, los “dueños” de los votos”. Por el otro, los que carecen de ellos. Para los primeros, los segundos son, políticamente hablando, irrelevantes. No existen, literalmente. Valen tanto como algún perro callejero que sorpresivamente ingresa al cónclave por algún descuido de quienes controlan la seguridad. Los dueños de la lapicera sí existen porque son los únicos que garantizan una buena cantidad de votos. Esa cualidad les da poder, les permite comportarse a piacere delante de la fila de pretendientes que se arrodillan ante su presencia.
Los dueños de la lapicera son, en este sentido, muy democráticos. Para ellos quienes se les arriman no son nadie. Se dan el lujo de prometerles un lugar expectante en alguna lista para luego desplazarlos sin ningún tipo de miramiento. En la rosca lo único que tiene valor es la utilidad. Alguien puede tener serias dificultades para leer y escribir pero si para el dueño de la lapicera le conviene que ocupe, por ejemplo, el tercer lugar en alguna lista, no dudará un segundo en respaldarlo. Si a raíz de esa decisión queda fuera del camino alguien inteligente, preparado, pero que no está apadrinado por alguien cercano al dueño de la lapicera, deberá resignarse e irse a su casa.
Cristina Kirchner y Mauricio Macri son los dueños de la lapicera porque son los dirigentes con mayor intención de voto. Cristina se dio el lujo de poner a Marcos Cleri en el primer puesto de la lista de candidatos a diputado nacional, en desmedro de María Eugenia Bielsa, ex vicegobernadora de la provincia de Santa Fe y con buena imagen. No fue suficiente. También se dio el lujo de dejar a la intemperie a Daniel Scioli, dos veces gobernador de la provincia de Buenos Aires y candidato a la presidencia de la nación en 2015.
Macri se dio el lujo de desconocer los pergaminos del ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y del presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Emilio Monzó. Tampoco tuvo en cuenta la opinión de Miguel Angel Pichetto, su flamante coequiper. Macri actuó de esa manera porque sabe que los nombrados son incapaces de mover el amperímetro. En el fondo los considera instrumentos desechables, colaboradores absolutamente prescindentes.
Así es el mundo de la rosca política. Un mundo que consagra y legitima la voluntad omnímoda del señor-o la señora-feudal. Un mundo que consagra el servilismo y la ciega obediencia. Un mundo que ignora la dignidad y el orgullo de las personas. Un mundo donde la camarilla impone sus condiciones, donde la persona individual, si no tiene votos, no vale absolutamente nada. Un mundo donde las miserias humanas afloran para beneplácito de los dueños de la lapicera. Un mundo donde reina el más descarnado “toma y daca”, donde los postulantes aceptan con naturalidad ser arrojados al tacho de basura.
Así es el mundo de la rosca política, un mundo inaccesible para los millones de ciudadanos que todos los días madrugan para ir a trabajar. Un mundo que únicamente les abre sus puertas el día de las elecciones. Un mundo hipócrita y desalmado que premia la delación y la alcahuetería, la sumisión y la “lealtad”. Un mundo que obliga a los aspirantes a cargos electivos a arrastrarse y rebuznar. Un mundo que, sin embargo, y a pesar de todo, sólo es viable en democracia.
Es muy buena la descripción que hace sobre los que están «en el mismo lodo, todos manoseaos».
Da pena ver como la gente común, la que no ve -ni quiere ver- éstas cosas, se pelea y discute por si el partido A o el partido B, cuando todos están formados por una caterva de parásitos que juegan a dirigentes, seres viles y obsecuentes qué, al igual que el asistente del señor Presidente de M.A. Asturias, le decía cuando éste le preguntaba la hora, «la que usted ordene, mi señor».
Y sí, mucho de puede criticar de la manera peronista de hacer las cosas, del manejo de listas mediante punteros, que nada hacen, nada aportan, y que su «caudal de votos» solamente está basado en los planes y migajas que reparten y mantienen cautivo a un grupo de gente. Sin embargo el resto, los no peronistas, si es que existen, han sido tan mediocres, acomodaticios y reparte-cargos como los mismos que dicen odiar; allí están los «descendientes» de Alem y de Yrigoyen, pero nó de Sabattini que fue el único que intentó decirles que con Perón no se hacen acuerdos, y al final, cansado de la podredumbre de «la capital», se volvió a Villa María y no salió más; de vez en cuando caía algún «caudillo citadino» a visitarlo, no sea cosa que la tortilla se diera vuelta y estuviera en malos términos con el que arma las listas.
Cuando estábamos a horas de terminar con esa vergüenza de cierre de listas, alguien criticó en Twitter lo mismo que dice Kruse (perdón pero no recuerdo quién fue), y Gregorio Dalbón, el excelentísimo abogado de la yegua de Tolosa le dijo: acostumbrate, se llama democracia. Lo que da muestras por sí solo de la mala fe o la falta de raciocinio de la «clase dirigente», o tal vez de ambas cosas…
Podríamos seguir horas y horas hablando de esto, pero no vale la pena, debemos dedicar el tiempo a hacer entender la situación a cada vez más gente, y hacer que finalmente esos parásitos presupuestívoros tengan que buscarse un trabajo (los que no terminen presos).
El miedo tiene que cambiar de bando, deben temerle a la gente y no solamente «al que arma la lista».
Cada año mas de democracia, un punto mas de pobreza. Hay que ir por lo menos a un sistema de voto calificado. El kichnerismo va por el Plan Andinia, mediante el control del movimiento naSIONal peronista. Reforma constitucional, supresion de la propiedad privada Gentil. Kicillof es el Ben Gurion de las pampas. Usando el peronismo van por la palestinizacion de Argentina.
UN URUGUAYO JUDÍO DIJO ALGO DE LOS MUSULMANES Y YA SALTÓ UNO EN UN DIARIO A RETRUCARLE
TIENEN LA MISIÓN DE TRASLADAR SUS QUERELLAS Y DISCORDIAS A ESTOS LARES LOS MUY DIABÓLICOS Y NOSOTROS TENEMOS QUE SOPORTAR EL FUEGO CRUZADO QUE ELLOS NOS IMPONEN SIN PODER DEFENDERNOS.
¡¡¡JUDES Y MUSLIMES VAYANSE A LA REPQUETEREP …ARIÓ!!!
BEN TASGAL
¡¡¡EN UN MISMO DIARIO YA ESTÁN A LOS CHISPORROTEOS…..!!!
CON ESTOS TÍTULOS BÚSQUENLO Y VERÁN…
…
Para entender Medio Oriente se debe estudiar religión
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Un conflicto que no se debería trasladar
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