Por Máximo Luppino.-

El 17 de enero del 2020 partió el sublime zorzal criollo, el romántico trovador salteño que con su trino argentino conmovía a toda nuestra Nación.

Juan Carlos Saravia, el músico de su terruño amado, el cantor que desafiaba las oscuras enigmáticas noches con sus dulces versos, apurando la llegada del amanecer con sus rítmicas melodías. Tantas personas gastaron sus palmas aplaudiendo al cantor salteño dentro y fuera del país que su partida es tomada como una promesa de perpetuidad, un juramento de permanencia eterna para con nuestra patria ávida de la hermosura sonora del que canta para abrazar a sus hermanos.

Esa ya legendaria guitarra criolla supo armonizar verdades en tonos campesinos de profunda provincianía. Es que cuando Los Chalchaleros se plantaban en los escenarios, las almas se regocijaban de profunda dicha Argentina.

Saravia partió para jamás dejarnos. Se refugió sólo un rato para jugar con el pentagrama de las canciones del pueblo. Develará más melodías de su sagrada tierra. Juan Carlos estará presente en cada zamba, canción y chacarera que surja bajo la luz del nacional pabellón.

Cuando un artista es amado por tantos millones se confunde su ser con el espíritu de las multitudes, como las olas del mar rompe su impronta de pura fuerza en las doradas arenas del tiempo sin fin. Cada estrofa es una semilla inmortal de esperanza celeste, cada canción un pedazo de Argentina hecha sonido que muestra al mundo su sublime y bella identidad indómita.

Mientras Argentina posea cantores de la valía de Juan Carlos Saravia, las bendiciones del Altísimo continuarán llegando a la gente en cada escenario, en todas las peñas de todos los rincones de la patria. Sólo hace falta una guitarra. Quizás, también algún bombo y todas las ganas de cantar con gratitud a la vida.

Burlona paradoja de la muerte, que las personas que más amamos son aquellas a las que ella se empeña en arrebatar. Hoy queremos a Juan Carlos más que ayer, más que siempre.

¡Gracias, Chalchaleros, por tanto amor! ¡Gracias, Juan Carlos Saravia!

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