Por Guillermo Cherashny.-

Poco después del triple crimen, entre las droguerías más importantes, es decir, las legales, se corría fuerte el rumor de que el Chemo Group -desde la India- era el vendedor de la efedrina que importaron droguerías truchas para transformarla en éxtasis o cristal, como el laboratorio descubierto en Maschwitz, y los manejaban los condenados Abraham, López y el prófugo Fucks.

Sigman es dueño del laboratorio Elea y, en sociedad con Bagó y Rohemers, de Biogénesis, que fabrica la vacuna contra la aftosa, que también se exporta al mundo y, además, integraba con esos dos laboratorios el plan Remediar, por que el Ministerio de Salud compraba para los pobres a un precio por encima del mercado. Esos tres laboratorios le venden monopólicamente al primer comprador de medicamentos, que es el PAMI, contrato que Regazzoni, el actual interventor, se apuró por refrendar que es «la industria». como se conoce al cartel de medicamentos, tiene, como se dice en la jerga, la «vaca atada», es decir, con cualquier gobierno que asume son los grandes proveedores del estado a precios por encima del mercado y parte importante de la Argentina corporativa, que el presidente Macri dice que vino a terminar, pero sus funcionarios hacen lo contrario, salvo el ministro Lemus de Salud Pública, que intentó armar una licitación internacional para que laboratorios extranjeros vendieran más barato. Pero Hugo Sigman, quien vetó al radical José Cano como ministro, impidió la jugada de Lemus en sociedad con el gremio de sanidad, que lidera Carlos West Ocampo. Ahora la justicia deberá determinar si Sigman fue el vendedor de la efedrina durante el kirchnerato y el papel de este poderoso empresario en la configuración del kirchnerismo en su relación con el narcotráfico, el crimen y la política.

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