Por Ricardo Bustos.-
Como veterano de otras batallas, recuerdo los términos futboleros que usaban nuestros mayores a la hora de definir una situación que nos tomaba por sorpresa. «Nos corrieron el arco, papá»… Así, con humos, se expresaban aquellos que no encontraban explicación a lo que sucedía cuando algo era «anormal».
Una dama que se hizo famosa por ser mujer de dos futbolistas, gana un «Martín Fierro en Argentina. La elegida Reina de belleza de Holanda es «mujer trans». No tengo la menor intención de juzgar situaciones o valores; simplemente no estoy preparado para digerir tanto de una sola vez. No nos dieron tiempo de acomodar nuestras ideas y emociones para tirarnos por la cabeza semejante cantidad de cambios.
Creo que la sociedad en su conjunto estuvo en un estado de letargo durante la pandemia, con el encierro al que nos sometieron y, obviamente, nadie estaba preparado.
Al abrir las compuertas de esa represa, se produjo la salida de todas las miserias humanas que hemos ido acumulando, las de la pandemia y las de antes. Blanquear situaciones no es nada fácil para los individuos que tienen problemas emocionales. Cada vez hay más psicólogos y simultáneamente las soluciones mentales no están a la vista de todos. Hay un cambio en el desarrollo mental de los jóvenes y los no tan jóvenes, que con ese invento ridículo de los «millenials» se subieron al tren de la comodidad, donde sólo existe la preocupación por la diversión diaria, sin responsabilidades que asumir y dejando un «tendal» de problemas sin resolver, precisamente porque les hicieron creer que la adolescencia se ha prolongado hasta los «30», que beber una «birra» lava las penas o soluciona los problemas, algo que se cae por su propio peso, porque la realidad pasa por la otra esquina de la vida, la misma que, tarde o temprano, deberán pasar los veteranos, millenials, centenials o cuanta pavada inventen de aquí en adelante. A los 21 años, fui feliz papá de mi primera hija y a los 24 ya era papá de mi segundo hijo. No soy superdotado como ciudadano; soy y he sido siempre responsable, porque vine con el sello de un ejemplo que sembraron los adultos en mi vida, familiares o no, pero con respeto. No podemos juzgar a quienes toman determinaciones drásticas en la vida. Creo sin temor a equivocarme que ha fallado una generación entera y hoy, lamentablemente, estamos viendo las consecuencias. Se ha naturalizado que un hombre o mujer, tengan 2/3/4 parejas con hijos de cada una como si fuera un trofeo natural de la biología, olvidando que en la mente, habita otro ser en cada uno de nosotros, con penas, alegrías, frustraciones o éxitos, pero con sentido individual y colectivo a la vez. Naturalizamos todo y no estamos preparados para afrontar la realidad, la única y más clara opción de solucionar los problemas… Hasta hoy.
19/07/2023 a las 11:24 AM
Cierto es que algunos profesionales, algunos científicos y casi todos los «políticos partidistas» se especializaron en engañar (correr el arco).
Aquello de «miente, miente, que algo queda» es también una realidad: lo que queda es mentira. Y entonces error, ignorancia y consecuente frustración hacen imposible cualquier venturoso porvenir.
19/07/2023 a las 5:58 PM
Excelente articulo.
Lo que describe en la angloesfera lo llaman el problema de la modernidad. Es decir, que el estilo de vida moderno no ha dado resultado.
Mas detalladamente: que las personas no vean como su objetivo de vida formar familias a los 20 años. No a los 30 o despues.
Los hombres (permanentemente atacados como estan por el progresismo) buscan evitar toda responsabilidad y desentenderse de todo, mientras que las mujeres en general se han desentendido de su obligacion para con la gran cadena de la vida. No quieren tener hijos y festejan algo horrible como el aborto.
La promocion de esta estupidez del genero y el ataque contra la familia tiene por proposito la baja de la natalidad, al mismo tiempo que se busca la destruccion de culturas locales, lo que llaman «destraizar», en fin de crear pueblos maleables que permitan la creacion de un gobierno global.
19/07/2023 a las 6:54 PM
Impecable enfoque. Creo que una de las cosas que hacen a los jóvenes cada día más indolentes es el hecho, contrariamente a otras epocas es el hecho de qué, ante la destrucción de todos los valores económicos pensar en el terrenito, el auto y ni hablemos de una casa pasaron, en corto tiempo, a costar fortunas. De ahí que sólo, me consta, viven relojeando el calendario para ver cuando es el próximo fin de semana largo. Si reciben, o le quedan dos pesos, lo hacen polvo en el primer festival o entretenimiento que sd les cruce. Demás está decir que lo digo con profundo dolor; pues esto va para muy largo, desgraciadamente. De hecho que no lo comparto, simplemente describo una realidad. Si nuestros viejos volvieran a nacer verían con horror estos tiempos; y eso que los suyos no fueron fáciles.