Por Paul Battistón.-

Finalmente el peronismo, que debía deshacerse del kirchnerismo para poder sobrevivir, se vio convocado exitosamente por el kirchnerismo, que ha renovado su chapa de dueño. En definitiva, fueron convocados por el único líder del que disponen, ésa que trajo todas las desgracias pero que tiene una imagen negativa tan alta que la certifica definitivamente como la líder. Para liderar en el peronismo se requiere ser amado y odiado en proporciones considerables. El amor de sus seguidores los somete a la lluvia y el barro en efusivo éxtasis; la imagen negativa (¿es representativa de odio?) no parece lograr sobrevivir a una llovizna.

Todos esperaban una definición de nombres, por lo tanto era casi obvio que no la habría. Obviedad que no desanimó a esperarla. Su silencio de definiciones con su reafirmación de voz del espacio la mantendrá dibujada como la única líder concentrando la atención sobre ella misma. Será un largo mes donde la atención estará dirigida a ver que cae de su boca.

Ya ningún zángano podrá autoimponerse y por consiguiente la atención a la reina se verá cuidadosamente incrementada.

Para quienes siempre están dispuestos a señalar la ausencia de peronismo en cada una de sus nuevas reencarnaciones sólo porque el fracaso y el desastre insisten en acompañarlos, Cristina ha retomado la doctrina a full. Cada resquicio del pasado ha sido rescatado para ser puesto de nuevo sobre el tablero. Cualquier nuevo fracaso que resultare de esta nueva reedición pretendida por Cristina debería ser culpa de alguien o algo (y eso también es peronismo). El peronismo no puede fallar por sí solo pues es el camino, la verdad y la vida.

La Cardenala de la doctrina ha oficiado el más sentido tedeum del pueblo y en él ha pasado cuentas a los culpables de los errores y peripecias a las que han sometido a los argentinos (léase peronistas). Como corresponde a todo cardenal desde una posición crítica, casi de frente a los gobiernos siempre en deudas con el pueblo.

El “Cristina una más y no jodemos más” es el más claro pedido de regreso (ella no está) tras estos 8 años de “Ahhh…pero Macri” y “Ahhh…pero Alberto”.

Margaret Thatcher solía ser exitosa en superar fracasos puntuales desentendiéndose de los mismos y dejándolos en manos exclusivas de sus ministros. Lo de Cristina y Alberto es la casi perfección del redireccionamiento thatcheriano de las culpas.

Apenas un día después del “tedeum del éxtasis” ha quedado definitivamente afirmada la situación opositora de Cristina (contra toda voz de denuncia lo logró). Su condición de única líder es ahora indiscutible habiendo rescatado la tropa de las manos de un auténtico traidor de la causa, expulsado en una humillante negación (ya no es necesario nombrarlo). Un par de horas antes fue cargado oficialmente con todas las culpas en el protocolar Tedeum (el de la parodia oligárquica) por el Cardenal Poly que en su último acto de corrección le regaló indirectamente a Cristina la muerte política del traidor. Seguramente el reemplazante Cuervas, venido de la pingüinera sueña con la reunificación de los Tedeums, los oficiales (esos que los K tanto esquivaron) con los del éxtasis en uno único donde la solemnidad y la barbarie hagan un cambalache de pañuelos verdes y blancos ocupando la catedral y predicando los “Ahhh…pero…”

Por cierto, el final Woodstock de chapoteo en el barro lejos de ser un sacrilegio, es la expresión misma de las almas en el éxtasis de la doctrina pura (la evolución de las patas en la fuente). ¿Pero después de Woodstock, qué…? Debo reconocer que si alguna vez sentí algo parecido que me llevara a manifestaciones de alegría espásticas semejantes, fue en 1982 en una actuación de Pedro y Pablo donde en el ambiente flotaba la energía de la rebeldía pura en busca de una liberación que se presentía cerca.

Alguna vez Tato Bores en su genial etapa final por canal 13 incorporaba la historia de nuestra eterna grieta en una lisérgica competencia periodística de Billiken vs. Anteojito. Lo que era exquisitamente humorístico para Cristina es ilustrativo de la ubicación temporal de sus ideas. Las del peronismo claro…siempre hacia el pasado.

“Patria sí, colonia no…” puede ser trágicamente evaluada en su grado de patética atemporalidad recordando que ya había sido usada como anormalidad temporaria en un sketch de Petinato y Gillespie en plena década del 90 en el desopilante “Duro de acostar”. El peronismo es un chiste vencido y de gusto agotado.

Cada invitado fue cuidadosamente evaluado pero también el ingreso a la plaza fue cuidado con cierto criterio semejante a un patovica en la puerta de Studio 54 o Mau mau con cumbia y con las reglas de nominación de Gran hermano.

Las disposiciones, la geometría, la enumeración me hacen sospechar sin estar seguro de la coincidencia de organización con la de Sergio Massa candidato a presidente 2015. La enumeración precisa y la ubicación unívoca de los asistentes vips está lejos de lámina central de Billiken, más bien es la maquetita temática de Anteojito con personajes recortables y alfabéticamente ubicados en el escenario histórico de cartón (igual que el modelo kirchnerista).

99% de emoción y 1% de lógica infantil, no puede conducir a nada bueno, la salida de Argentina no podrá ser lógica aun en el supuesto de los casos que una mayoría así lo afirme. Será imposible lograr felicidad entre infelices. Quien crea que la miseria puede ser fuente de felicidad se equivoca de ella solo puede surgir asquerosa alegría. Chapotear en el barro que mañana estará en la puerta de tu casa o coquetear con el aturdimiento del desconocimiento dibujado en un relato liviano solo cultivará más miseria.

Ni la miseria, ni la incapacidad disminuirán por si solas. El límite de auto retorno fue superado y está por debajo del tamaño del núcleo duro de Cristina. Núcleo que parece desinflarse pero en realidad late con sus apariciones y recupera su tamaño consistente a las apariciones de su líder.

No hubo nombres pero sí guiños y adulaciones (presiones disimuladas). El garrotazo a Losteau por antagonismo fue una adulación a Kici. No han terminado de convencerlo, Cristina necesita el sillón del chiquito marxista.

¿Qué quedó del peronismo? Déficit fiscal.

Salvo Quintela, el aún no desgastado deficitario, el resto no tuvo su figurita para pegar en la maqueta del día de la revolución de Néstor.

Schiaretti debe estar buscando la edición del 25 de mayo de 1973 del diario Los principios para cortarse las venas. La distancia que Cristina le sacó, ameritan el tajo.

La boca constantemente abierta de Sergio Massa difícilmente haya sido por el asombro de no encontrar a Marilina Ross.

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