Por Manuel Lichtenstein.-

¿Cuántos son los que sinceramente creen que el tratado -con minúscula- firmado en Viena por los EEUU, Rusia, China Reino Unido, Francia, los 5 + Alemania, constituye una póliza de seguro que garantiza el alejamiento de los vientos que anuncian el Apocalipsis?

¿Cuántos son los que creen que a través de ese documento lograron estabilizar la Paz que desde el Medio Oriente como vértice principal, la posibilidad de una tercera guerra mundial, es inimaginable?

Los que saben ver debajo del agua, los politólogos, los estudiosos que no se dejan engañar por peces de colores y los políticos que se juegan por la verdad sin tapujos, saben que este tratado es algo similar a un intervalo en el teatro de la política del mundo.

Nada es más certero que aceptar que si estallara cualquier conflagración en las condiciones actuales, convertiría al ganador en una victorioso a lo Pirro.

Pero, me pregunto: ¿qué conlleva mas zozobra y peligros a los estrados de los titiriteros que manejan los piolines del destino de 7.000.000.000 de seres humanos más el de todos los seres vivientes tanto del Reino Animal como del Reino Vegetal, todos involucrados en los vaivenes de los acontecimientos que mueven al Planeta Tierra, un tratado como el firmado o una actitud férrea y sólida frente a negociadores de dudosa ética en sus actitudes?

¿Es bueno para el judaísmo que los últimos acontecimientos políticos nos planten en el escenario de la vida como permanentes protagonistas?

No tengo las respuestas, pero lo que sí sé que es bueno para el judaísmo que todavía estamos a la vanguardia de la sobre vida, pese a los denodados esfuerzos de las fuerzas oscurantistas que hacen lo posible para borrarnos del mapa.

A los que no nos quieren, que según desde que ángulo se pondere, son muchos -también son muchos los que nos quieren-, les decimos que si a través de tantas secuencias y truculencias políticas, sociales, culturales, y militares, entre tantas otras lo largo de nuestros 5775 años, si todavía los judíos hacemos sombra, revisen y analicen profundamente, cuales son las razones -si es que de verdad hay razones- de tantos ataques, persecuciones y discriminaciones, que por osmosis, refuerza nuestros sentimientos de Fe en Dios, enroscados en cada uno de los corazones de la grey judía, desde nuestros ancestros hasta el día de hoy.

Fe que seguramente nos otorgó el derecho de entrar por la puerta grande de la vida, por encima de las objeciones contrarias al judaísmo que devienen de otras culturas no paralelas.

Con referencia sobre los que no nos quieren, debo señalar no exento de preocupación, que las últimas declaraciones, sobre todo en Cadena Oficial, la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, sin ninguna prevención, se mandó un ataque a mansalva en contra de los directivos de las entidades judías que representan a la comunidad, que no fue debidamente censurado por las instituciones de los que se declaran opositores al “Modelo Néstor/Cristina”.

No quisiera ser tildado de paranoico, pero cualquier analista objetivo, no vacilará en señalar que no hubo comunidad que a lo largo de su existencia no tuviera que a lo largo de las páginas de la historia, se empañara tanto por mantener siempre a lo alto el sagrado empeño de vivir.

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