Por Sebastián Martín Fernández.-

Richard Auty (Universidad de Lancaster) postuló en 1993 que los países que tienen vastos recursos naturales tienen con ello implícita una gran maldición. Ante la clásica visión general optimista que nos relataba que un país con innumerables recursos naturales como el nuestro, tenía una bendición gracias al comercio de estos recursos, Auty postula lo contrario. Esa actitud “pesimista” en realidad entraña un enfoque optimista de la cuestión. Esto es porque al dar un exacto diagnóstico de la situación de países en desarrollo con gran disponibilidad de recursos naturales en su territorio, los predispondría a salir de esa “maldición”. En que consiste esta maldición. En la visión de Auty, entre otros puntos, esa maldición se desata cuando las elites gobernantes malgastan el dinero obtenido de los canones por la explotación de recursos mineros, petróleo, gas y piedras preciosas. Sobre todo cuando esas sumas van directo a los bolsillos de los gobernantes y no se redistribuyen para crear mejores beneficios a la población, real beneficiaria de los mismos. Otro de ellos es la amenaza al Medio Ambiente y a las condiciones de vida de la Población de ese Estado.

A esto contribuye también cuando una firma extractiva, en el desempeño de su Responsabilidad Social de la Empresa, con respecto a la comunidad que la recibe, “vende espejos de colores” en lugar de acciones concretas. ¿De qué sirve que una empresa extractiva haga un estadio de futbol en el pueblo en donde está asentada su actividad, si ese pueblo no tiene agua corriente, servicios de distribución eléctrica, caminos pavimentados, etc.? Evidentemente esto constituye otro malgasto de recursos que no contribuyen en sumo grado al mejor desarrollo de estas comunidades.

Es en el espíritu de este enfoque que en 2003 se lanzó la “Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas” (en inglés Extractive Industries Transparency Initiative –EITI– www.eiti.org/eiti). Esta iniciativa propone a los Estados signantes que presenten cada año una declaración jurada con los ingresos percibidos en pagos de canones por parte de las empresas mineras, petroleras y gasíferas que explotaron sus recursos. A su vez estas empresas deben presentar ante la Secretaria del EITI, situada en Oslo -Noruega, una declaración de cuanto han pagado por canones a ese Estado. La información de las dos declaraciones se contrastan y de esta manera la Sociedad Civil, ya sea a través del ciudadano interesado, los medios de comunicación y las ONG’s puedan vigilar si esos recursos son en un cien por ciento utilizados por el gobierno, o en su defecto si es que hay una diferencia que se drena hacia los bolsillos particulares de los gobernantes. Hay países signatarios en África en donde año a año están mejorando en cuando a las diferencias entre los datos dados por sus respectivos gobiernos y por las empresas extractivas. Esto es más recursos para la Población, mejores servicios y menos corrupción.

Es curioso observar la situación actual de América del Sur, en donde lamentablemente solo Perú, Colombia, Guyana y Surinam ha firmado la iniciativa. Resulta llamativo que países como Brasil, Chile, Venezuela, Ecuador, Bolivia y Argentina no hayan firmado todavía la EITI, a pesar de ya tener 16 años de existencia. Eso no contribuye a la transparencia de la región, a que su población no reciba el cien por ciento de lo obtenido por recursos en más bienestar y mejores servicios e infraestructura. De esa manera América del Sur no logra vencer su “maldición de los recursos”. Es en este enfoque que se deberían desarrollar políticas activas, entre ellas participar del EITI, para revertir el negligente accionar de las elites, que no solo están perdiendo tiempo, sino recursos, que les pertenecen a la Población del Territorio del Estado. Pasaron Gobiernos de dos distintos signos políticos en la Argentina y sobre todo el actual que había postulado a la “Transparencia” como un leit motiv de su campaña electoral, no ha demostrado ningún interés en participar de esta Iniciativa en estos casi cuatro años de gobierno (Ver mapa con países adheridos o en proceso de adhesión: https://eiti.org/countries) . Más lamentable es que este tema pase desapercibido en la Agenda de los distintos espacios políticos argentinos y seguro que no va a estar en la plataforma electoral de ninguno en las próximas elecciones (tema que de ser incluido haría ganar votos y a la fuerza política que logre concretar la participación argentina en esta iniciativa pasaría como un logro histórico para ese espacio). La no participación en esta iniciativa, que ya tiene 16 años es una prueba más de la mediocre clase dirigente argentina, y que la misma huele a naftalina, ya que no está a la altura de los nuevos tiempos.

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