Por Malú Kikuchi.-

El 10/12 cumplirá un año el gobierno de Cambiemos. Se le preguntó a Macri cómo calificaría la gestión gubernamental y después de pensarlo un poco, contestó: “con un 8”. ¿Calificación generosa, justa o pobre?

¿Qué ha hecho este gobierno en este difícil 2016? Algunas cosas realmente buenas y necesarias. Salió del cepo al US$ y el US$ no se disparó. Arreglaron con los “hold out”, en una negociación ardua, consiguieron que el congreso en tiempo record aprobara el pago y, éste se realizó. El país volvió al mundo.

Pero la economía no arranca.

Desde entonces tenemos buenas relaciones con casi todos los países, exceptuando aquellos que no tiene gobiernos democráticos. Se regularizó el INDEC, que funciona bien, es creíble y nada complaciente con el gobierno.

Pero la economía no arranca.

El congreso donde Cambiemos no tiene mayoría en ninguna de las 2 cámaras, ha funcionado republicanamente bien. Obligados todos los partidos a negociar, ya que nadie tiene mayoría, las leyes deberían salir enriquecidas por pensamientos varios. No siempre sucede. Hubo leyes buenas y otras que no lo fueron.

Pero la economía no arranca.

El presupuesto 2017 se aprobó. Promete una inflación del 17% y un US$ de $18. Lo propuso el gobierno y no es demasiado creíble, pero fue aprobado por casi todos los partidos. El presidente de la cámara de diputados, Emilio Monzó (PRO), fue reelegido, también, casi por unanimidad.

Pero la economía no arranca.

Hoy Argentina respira distinto, tiene esperanza. Se respetan la división de poderes, la libertad de expresión y las libertades individuales. Se diría que formamos parte del grupo de los países “normales”, estando Argentina en situación complicada, como tantos otros países “normales”.

Pero la economía no arranca.

La inflación anualizada, cifras del INDEC y del bolsillo de los ciudadanos, llega al 40%. Aumentaron los pobres, aumentó el desempleo (aunque sean situaciones que vienen del gobierno anterior), el gasto público en vez de disminuir, también aumentó. El déficit no baja, sube. Suben la tarifas, lo que era inevitable, y las prepagas, y los colegios y…

Y la economía no arranca.

Se suponía que Cambiemos iba a hacer un buen gobierno en materia económica y a fallar bastante en materia política. Es exactamente al revés. Hay demasiados ministros, algunos no se explican. La canciller ha medito la pata de mala manera varias veces, en particular con las elecciones de EEUU.

Y la economía no arranca.

En el ministerio de Ambiente no se sabe si se hace algo y de hacerse, de qué se trata. ¿Qué hace el ministro Cabrera? ¿Porqué tanto ministros en el área económica y no uno solo con varias secretarías? ¿Los fantasmas de Martínez de Hoz y de Cavallo son tan atemorizantes? ¿Tomará Macri algunas medidas con respecto a sus 22 ministros? Ahora están en Chapadmalal, meditando sobre su gestión. ¿Servirá de algo?

Porque la economía no arranca.

El año que viene es un año electoral. Significa que habrá más plata en la calle. Esperemos que no sean más subsidios sin contraprestación, porque al día de hoy, en materia de ayuda social, Cambiemos es un “kirchnerismo con buenas maneras” (R. Cachanosky) y así no salimos del pantano populista.

Porque la economía no arranca.

¿La economía podría arrancar el año que viene si seguimos tan desordenados, no sólo en las intransitables calles de CABA, también en esta curiosa manera de gobernar a prueba y error? Eso fue algo simpático en los primeros meses, hoy es intolerable.

¿Vendrán los capitales privados a establecer fábricas y construir edificios en el país? ¿O sólo llegarán capitales de bancos internacionales para la obra pública? O ni siquiera eso. De las respuestas depende si arranca o no la economía. ¿Arrancará?

La calificación sobre este primer año de gestión gubernamental no debe hacerla el presidente, debe calificar la sociedad. Mientras, sigo pensando en que nota le pondría yo.

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