Por Paul Battistón.-

Marvel no existía; Batman se arrugaba con cada movimiento; los trajes anatómicos de superhéroes a 3 décadas de distancia al futuro. En los 60 fue furor y en ese primitivo éxito su energía era reafirmada con onomatopeyas de comic sobre la pantalla cubriendo parte de las actuaciones ralentizadas a velocidad de cuadro por cuadro escamoteadas al comic para usurpar el cuadro de rayos catódicos.

Crash, Pow, Crack daban idea de la ardua tarea del superhéroe contra el villano o simplemente lo que en valor absoluto estaba todo mal.

La TV se permitía tal grado de cosa rústica con éxito compartiendo espacio temporal con la perfección de la Odisea de Kubrik. Muchas veces las onomatopeyas eran adversas al superhéroe, entonces no faltaba el Bazinga!!! dibujado como sonido sin ninguna posibilidad de ser correspondido con alguno oído. En todo caso y sin explicación inteligible era un paso más en el camino del triunfo del héroe.

Bazinga!!! el loco ha desaparecido. Sólo queda al frente la mayor apuesta de riesgo, esa que te puede dar la magia o nada, y en el otro camino la opción de la larga y probada miseria del infantilismo peronista. Socarrona afrenta del destino. No es para culparlo, el destino debe estar harto de nosotros los argentinos.

La opción del país normal a través de la imposición del orden nos ha sido alejada y puesta a resguardo lejos del ejercicio de nuestra cobardía ya fue suficiente con nuestro fracaso de inacción con que premiamos a Macri.

Ni Insaurralde, ni Chocolate movieron el amperímetro. Predicho de antemano por dos encuestadoras ante la reacción incombustible a dichos eventos por parte de quienes hacen de la miseria su derecho a proteger. Definitivamente no coincido; creo que tanto Insaurralde como Chocolate sí movieron el amperímetro, sólo que lo hicieron en la dirección en el que el sentido de la lógica lo pone como improbable cubriéndolo de descreimiento.

Insaurralde y Chocolate son el aspiracional de esa tribu de Bereberes que defecan en baldes y ven en el degustador de muñecas de botox a bordo de yates y en el mago de las tarjetas su superhéroe que ha alcanzado el súmmum en la escala del no esfuerzo y la magia de la materialización monetaria. Chocolate, un envidiable verdadero domador de cajeros automáticos.

Dicen que el primer discurso es el que te va a dar la posibilidad del triunfo o la derrota (en este caso el primero post primera vuelta en vista a la segunda).

Veamos qué dijo el presidente de facto Massa:

-Necesitamos un nuevo régimen laboral que abrace la tecnología (se les estaba escapando de sus garras). Traducido, un asfixiante abrazo peronista.

-Necesitamos proteger la industria nacional. Traducido, más proteccionismo para amigos y encierro para todos.

-Necesitamos más federalismo, más coparticipación y más inclusión. Traducido, más financiamiento para el caudillismo.

-Necesitamos fortalecer la moneda. Posiblemente sea quitarle ceros, agregar la imagen de Perón y/o Néstor y emitir todo lo necesario para que nadie pueda evitar llevarlos en su billetera.

-Necesitamos impulsar la economía popular. La traducción más posible sería miseria y manufactura barata.

-Necesitamos proteger los recursos naturales. Traducido, mantenerlos inactivos e improductivos para regocijo de la izquierda.

Fue cuidadoso en quitarse la piel K ofreciendo exactamente lo mismo pero con un halo de mayor eficiencia simulada en un tono de seriedad actuado. Dio una clase (muy preparada) de discurso emocional, donde el endeudamiento con el fondo fue el inicio y base de nuestras desgracias, inmediatamente el latiguillo de una mejor distribución de ingresos (más planes) fue sumado a su prosa pausada.

El slogan negativo de “Argentina no es un país de mierda” (como dicen los “otros”) fue inmediatamente acompañado por un alcohólico galtieresco “el que no salta es un inglés”.

El presidente de facto Massa agradeció también a quienes están en la calle ¿? (quizás por su gracia) y dejó en claro la existencia de espacios no democráticos, por simple deducción suponemos que se refería al único que quedó a su frente de lo cual nuevamente deducimos que la democracia sólo tendría continuidad en su reasunción como presidente, pero esta vez ya no de facto.

Después de dirigirse cordialmente a Schiaretti y a la buena de Myriam, arengó con un “en noviembre tenemos que ganar”, dirigido, entre otros, a los 20 millones de caídos en la pobreza, muchos de ellos gracias a su pulverización monetaria.

De las dos opciones, siendo la suya la que sostiene el aborto, no se podía privar de pedir la visita de Francisco, seguro de que redundará en el surgimiento de la iglesia Católica apostólica justicialista.

Aun para aquellos temerosos, Milei ha dejado de ser la sorpresa incómoda para quedar convertido tan sólo en un par de horas definitivamente en “la opción” frente a la barbarie probada que sólo garantiza con su malicia e infantilismo la desaparición de la República Argentina, con suerte dejando en su lugar la existencia de una tribu nación.

El fastidioso camino a una Argentina normal demandante de abundante paciencia ha desaparecido; sus oferentes diametrales Bullrich y Schiaretti están fuera. Sólo queda al frente el camino de la apuesta de riesgo sólo conforme con una Argentina potencia o el de la Nación-tribu de Bereberes sudacas degustadores de miseria cómoda comandados por su jeques en yates y mansiones de Nordelta.

Dios tiene movimientos extraños y por alguna razón aún parece tenernos en cuenta. Quizás seamos su laboratorio de milagros. De por sí es un milagro que aún existamos. Enormes pérdidas territoriales, varias disoluciones resueltas, guerras con imperios, medio siglo de guerra contra la barbarie, 14 invasiones británicas, una invasión china consentida, una reciente guerra civil a corta distancia negada y penada de negacionismo en ser recordada.

Dios nos libre de un presidente loco. Nos lo pone como opción de coraje junto a Barrabás.

Pongan huevos… a lo normal le pusieron cobarde ausencia, al fracaso propio se lo impusieron al esfuerzo ajeno y a las piedras ni el pecho.

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