Por Manuel Lichtenstein.-

El inmortal Jorge Borges en una de sus características frases agudas y sentenciosas, alguna vez afirmó que los peronistas no son ni buenos ni malos, son incorregibles, frase que quedó acuñada en los tiempos, pero que en la actualidad tomó un sesgo que la desvincula de la palabra borgiana.

Habida cuenta que el peronismo hoy es oposición y que el presidente Macri, que trata de ser fiel a sus promesas electorales, insiste que el futuro de esta querida y tan vapuleada República, entrará por senderos promisorios, en tanto y en cuanto esta tarea la emprendamos entre todos, ecuación que todavía no favoreció a sus intentos, en sus primeros pasos de su búsqueda como estadista.

¿Y qué nos dice la realidad de hoy? Nos muestra un abanico de muchas fuentes políticas entre las cuales el peronismo todavía no advirtió que en su grey, hoy surge una fuerza que los demuele como es el florecimiento de peronistas antiperonistas.

A lo dicho, hago la auspiciosa salvedad que un dirigente que hoy ve el panorama con diferente visión del pasado, Juan Manuel Abal Medina, que de él se trata, es un peronista de prosapia genuina, que le aconseja al Diputado Héctor Recalde, y por añadidura va de suyo que salpica a sus pares, que deben dar quórum sin retaceos en las Sesiones Ordinarias del Congreso Nacional.

En lo que va del tiempo transcurrido, el quehacer del nuevo gobierno encabezado por el Ingeniero Mauricio Macri, tropieza con obstáculos que no eran inesperados, ya que tradicionalmente las fuerzas del FPV, si no gobiernan, son las antípodas de la vieja y aceptada postura política que se adecua a que los que ganan, gobiernan y los que pierden, ayudan, conducta que está lejos de las intenciones de los que todavía están debajo del paraguas de Cristina, quien a su vez tiene entre pecho y espalda el rencor por una derrota, que como mala perdedora, no se banca.

Así como viene la mano, los peronistas anti peronistas que no son pocos, solo ansían que los fines que los monto del 70 desarrollaban en sus programas cuya meta final era llegar el poder violentamente, están en plena vigencia, ya que intelectualmente y filosóficamente llevan la figura de León Trotsky en sus mentes y en sus corazones, lo que significa que no tienen orejas para escuchar al Presidente Macri, no solamente como Presidente, sino como un soñador que espera que su mandato culmine con mostrar al mundo una Argentina tirando del carro cargado de objetivos cumplidos, entre otros, reforzar la lápida del Frente Para la Victoria, per saecula saeculorum.

Personalmente creo que Macri, que a lo largo de su vida logró lo que se propuso en todo sentido, pero desde este pesado Sillón de Rivadavia,¿ podrá torcer las malas intenciones de los múltiples palos en las ruedas que sus adversarios, más que adversarios, enemigos que entre otros males son los que refuerzan y agrandan nuestras antinomias que son mas incurables que curables?

Creo que Macri genera expectativas que alientan las esperanzas del hombre que está solo y espera. ¿O no es así?

Share