Por Luis Américo Illuminati.-

«Los espíritus vulgares no tienen destino. Es necesario diferenciar las cosas: lo que siempre existe sin haber nacido, y lo que siempre está comenzando sin jamás llegar a ser» (Platón).

El Senado rechazó hoy el DNU de Milei como venganza de las dietas de millonarios que se niegan a que se les sean reducidas. Durante 20 años obedecieron a Cretina sin chistar y ahora vienen a decir -reverendos hipócritas- que son «independientes». Escuchar a Mayans y Recalde produce náuseas. Si Camus viviera, les diría que más que el bien común a los senadores argentos los guían sus propios intereses (léase sus bolsillos). Este indigno Senado argento nos recuerda los idus de marzo (44 a.C), el complot -mutatis mutandi- contra Julio César, donde las conspiraciones, salvo su asesinato, se parecen a las de los opositores de Milei. Los que votaron en contra del DNU nos quieren hacer creer que su espíritu democrático y apego a la Constitución los llevó a proceder como procedieron.

Parecería que se bañaron en el Leteo para olvidar la ciega obediencia a Cristina -piedra de la discordia y todo el daño irreparable que causaron. No se hacen cargo de nada. Las canalladas del pasado no cuentan a la hora de votar. Tienen la misma mentalidad que los conspiradores que apuñalaron a Julio César, que creían que con su determinación salvarían a la República, y lo único que consiguieron fue una guerra civil que culminó con Octavio emperador, que es lo que los complotados querían evitar.

La estupidez y la perversión

La necesidad de ser «políticamente correcto» por la autodefensa de intereses inconfesables en lugar de ser moralmente correcto es signo inequívoco de una mente vulgar y de un alma envilecida. Pretender que en 3 meses el nuevo gobierno arregle el monumental desbarajuste que heredó del kirchnerismo es directamente proporcional a la infamia de haber callado durante 4 años. Alberto incendió Roma lo mismo que Nerón y nadie hizo nada para detenerlo. La Argentina aborregada presenta un sector irracional, los antimilenistas que se aguantaron las peores humillaciones de Cristina y Alberto y ahora pretenden que de las ruinas Milei reconstruya la República. Y en el otro sector se encolumnan los sátrapas del Congreso que aprobaron más de 500 DNU del régimen kirchnerista, que son parte de la casta aborrecible que ha llevado al país a un callejón sin salida. Esta casta o corporación, como dice Platón, nunca llegarán a ser algo bueno, pues son seres que sólo sirven a las peores causas.

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