Por Italo Pallotti.-

Muchas veces he expuesto en este espacio una ocurrencia que desde muy joven me ha acompañado para definir la resultante de las acciones impúdicas de los hombres y mujeres que ejercen el poder. Se puede engañar a la almohada, al espejo, a los hijos y a la conciencia; pero al de arriba, ese que llaman (aquí lo dejo librado a creencia del lector), un día viene y te dice “¡hasta aquí llegó!” Esto, creo, es tan viejo como el planeta. Y así quedaron en el camino desde Hitler hasta Mussolini; desde Chávez hasta Kirchner. La lista sería interminable. Todos son a los que un día la vida o quienquiera sea les dijo: ¡Basta! Atrás quedaron poder y riquezas. Delirios de grandeza. Menguadas omnipotencias. Todo devorado por un tiempo que se hace efímero, cuando el yo carcome al nosotros. De existencias desperdiciadas en la búsqueda alocada de un mandato cabalgando a lomo de un tigre para acabar dentro de él, parafraseando a John F. Kennedy. Hoy llega el final padeciendo una crisis recurrente consecuencia de un binomio gobernante mal creado. Una pareja contra natura. Uno a dedo, la otra autoelegida. Los seguidores de esa dupla por fidelidad, obsecuencia, intereses corporativos, amiguismo, conveniencia, entre otras tantas razones, fueron deshilachando y esmerilando con descaro el mando del gobierno de una manera feroz. Nadie supo, quiso o pudo cambiar el rumbo. La ceguera de un poder absurdo con ribetes totalitarios les hizo perder la respuesta a un pueblo que a gritos pedía corrección; o en tal caso el trillado “váyanse” (aunque nunca se va nadie). La torpeza propia y la falta de un poder cívico civilizado y maduro, hizo el resto. Hoy las consecuencias están a la vista. La “nueva Democracia” sufre otro cachetazo cruel, degradante, desteñido, quizás merecido. Las tropelías cometidas por fin tuvieron, en las urnas (por ahora) el condigno castigo. La mala praxis pasó factura. Ni los artilugios, ni la campaña del miedo, sucia, reprochable, insultante, ni una cuasi auto proclamada e inaudita fórmula para perpetuar un poder desgastado, inocuo, casi una caricatura de opción, pudo convencer al votante. Ni las culpas acostumbradas siempre al otro, fueron suficientes. La mentira fue tan grosera, tan cerca de la infamia que motivó, como era previsible, el final expuesto. Se acabó el relato. Justo es decirlo que una parte importante del pueblo por ignorancia, cortoplacismo, titiriteros, prebendarios, nulos cívicamente, corruptos y mendaces han sido cómplices, con su voto, de este funesto final que nos agrede y avergüenza a todos ante el mundo. Aunque se diga que “están en su derecho de votar al peor de la cuadra”. Es de esperar que el ostracismo y la soledad los aleje definitivamente del mundo político, al menos aquellas caras más visibles, pues a no dudarlo habrá miles acovachados esperando para dar el zarpazo acostumbrado para sostener algún privilegio maliciosamente obtenido. Hacer daño, para ellos, es su rutina, su modus operandi; la historia es y será testigo de lo expuesto. Ahí se anotan: C5N, D’elia, Moreno, Víctor Hugo, Biró, Moyano, Ofelia F., Belliboni, los cegetistas, los guías del piqueterismo, algún cura villero, periodistas cooptados, una manada de cuatro de copas seguros herederos de alguna dádiva, etc., y otros que hicieron del privilegio K, un culto fantasmal. En fin, una cofradía infame y trucha de impresentables. Fanáticos a ultranza; el tema es no dejar gobernar; es su esencia. Ellos o la nada.

De todos modos, dentro de la “nueva Democracia” el gobierno en este sistema presidencialista deberá rodearse de una estructura relevante de poder para fortalecerse y no terminar diluyéndose en el tiempo para terminar en experiencias que, ya por repetidas, no nos puede asombrar. Nadie sabe finalmente lo que hará Javier Milei. Parece con claras intenciones de tomar el mando de una nave a punto de naufragar. Le dejan la quilla y el casco muy averiado; creo lo sabe con plenitud y además debe anunciarlo al pueblo, lo antes posible; para evitar experiencias anteriores qué por miedo o confiados, nos trajeron serios problemas. Ocultar la verdad; siempre es riesgoso. Sí debe tener en claro que deberá afrontar una guerra que YÁ (sí como se lee) están iniciando de un modo despreciable, torpe; qué si no fuera trágico y siniestro, movería a risa. Se encolumnarán para hacerle difícil la tarea no solo a Milei sino a todo un pueblo que más que harto quedó asqueado de semejantes traficantes de la política. El exilio, el olvido, el ostracismo y la cárcel debería ser el destino de todo un ejército de mercaderes del populismo, la corrupción y la demagogia. Nada dejan para el pueblo; solo dolor, miseria y angustia por el porvenir. Herencia patética. Reparar esto de ahora en más es tarea de titanes y buena gente. Con autoridad, ley y un pulso que no tiemble. De lo contrario pronto aparecerá una horda (los de siempre) que olvidando el pasado (de hace un rato nomás) la emprenderán contra el nuevo gobierno, olvidando culpas propias. ¡Cuidado! Son flojos de memoria. Ya lo anunciaron. Si se los toma literalmente es que están preparando todo para el boicot, anunciando abrupto final. Un alerta roja deberá plantearse desde el minuto uno para no fallar en el intento de reconstruir una nación pulverizada, rota moralmente y con ansias de ver que finalmente algunos intentan protegerla del salvajismo acostumbrado y crónico de lo peor conocido.

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