Por Luis Américo Illuminati.-

Parece una metáfora «K» de la economía argentina en llamas. Se incendió el edificio del Ministerio de Economía por el cual pasaron los genios candidatos pendientes al Premio Nobel de la Anti-Economía: Cavallo, Felisa Miceli, Dujovne, Lorenzino, Kicillof, Amado Boudou, Martín Guzmán y ahora Sergio Massa. Parece como un aviso indicador o señal de catástrofe. Si bien el fuego fue controlado, el edificio no quedó más chamuscado gracias a los bomberos. En realidad, más que un principio de incendio, se podría decir que fue una «petición de principio» que se llama así en lógica a la cláusula enunciada al comienzo de una proposición que se trata de definir. Por ejemplo: El fuego fue la causa del incendio de una economía inflamable. ¿Por qué inflamable? Porque arde con el fuego.

Hackeo en Economía. Vendían datos

Dos meses antes el propio Ministerio de Economía había pedido a la Justicia que investigue si sus bases de datos fueron hackeadas y realizará, al mismo tiempo, una auditoría interna luego de detectar la difusión a través de la red social «Twitter» de una «oferta pública de venta de información confidencial» perteneciente a esa dependencia. Todo demasiado sospechoso.

Uno se pregunta qué clase de experimentos o mezcla de reactivos estará haciendo Massa en el laboratorio «K» de ensayos para transformar la economía. No sabemos si ha creado un monstruo como en las películas de terror y que por algún cortocircuito o chispa salió mal el ensayo y se produjo el incendio. La gente tiene dudas si con los últimos aumentos -terroríficos- si los que trabajan para combatir el incendio de la economía son pirómanos o son bomberos.

Massa, el superministro, que tomó el timón de la economía a último momento, hasta ahora no se sabe a ciencia cierta si en el ruedo es el torero, el banderillero, el picador o el alguacilillo que dirige la corrida de toros y reparte los premios. De lo que si estamos seguros es que los que estamos en el Laberinto del Minotauro no son ellos sino nosotros y no tenemos ninguna princesa Ariadna que nos entregue un hilo que nos lleve a la salida sino una bruja que nos mira desde un balcón y se ríe como una loca.

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