Por Paul Battistón.-

Para quienes supusieron el discurso de Milei en Davos como fuera de lugar, las consecuencias del mismo comienzan a dar una clara indicación del desacierto que fue creer en un inocuo e impropio discurso para ese escenario.

La advertencia fue clavada en la mayor y más atenta audiencia a movimientos y tendencias que puedan dejarlos en off side de nuevos negocios.

El progresismo había plantado presencia transformando sus colectivismos en repentinos personajes de mercado para lograr una colateral propaganda. Así fue como todos los esbirros anticapitalistas colectivizados en variadas tribus vieron repentinamente sus insignias en la pole position de spots publicitarios y en consecuencia en la punta de las ventas.

La advertencia de Milei al occidente libre y capitalista sellada con su grito de guerra hubiera sido inocua de haber sido innecesaria. En cambio, su real necesidad se manifiesta ante la injerencia de las centrales obreras francesa e italiana de manifestar su apoyo al paro lanzado por la CGT en nuestro país. Milei pateó el hormiguero y éste resultó estar activo.

Sólo una exposición bastó para que el origen de nuestra grieta se lo vea iniciado en un contexto sin fronteras.

¿Alguien recuerda una grieta insalvable en los 90 menemistas? ¿Alguien le daba posibilidad de entidad política a Quebracho?

La crisis del 2001 fue sin dudas un cultivo apropiado para la siembra de un acelerado abanico de colectivismos, de retroceso de libertades mediante el empoderamiento y crecimiento del estado a niveles insoportables y de nuestro camino al socialismo light del siglo 21 con un empobrecimiento equiparador.

Milei ha quitado la alfombra de encima de una grieta que pretendía ser ocultada con falsa libertad hasta algún momento oportuno ¿De qué lado quedará un Macron o un Trudeau? ¿Capitalizar de colectivismos es un capitalismo light o es la estrategia progre para infiltrarlo y bastardearlo como ocurrió en nuestra etapa post crisis del 2001?

Repentinamente ladran, Sancho. Milei tenía razón.

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