Por Luis Américo Illuminati.-

¿No te parece hermano que la curación de este majestuoso animal de los Andes es una metáfora de la patria intoxicada por el kirchnerismo? Ahora todos los argentinos decentes y de buena voluntad tienen el deber de impedir que los sátrapas y predadores K coloquen nuevos cebos tóxicos y se salgan con la suya, que es establecer el mundo de los cerdos, el chiquero argento.

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Destituyente fue el término insidioso que utilizó hasta el cansancio el kirchnerismo cuando CFK fue la presidenta como filoso estilete para atacar y descalificar a todo aquel que criticara o se opusiera a sus planes predatorios de adueñarse del Estado con cebos y trampas. Una banda que como cizaña fue plantada junto al trigo, una caterva de orates y piratas salidos del averno. Lo mismo que el «sofisma del odio» que le achacan a los que no piensan como ellos y denuncian sus tropelías y desafueros, más que una dialéctica de corte marxista es un recurso de vampiros chupasangres que quieren que la sociedad los vea con buenos ojos, como eternos aspirantes a santos y a la legua se distingue que son unos sátiros con cola de diablo y vistosos cuernos.

Ahora que Cretina y las masas cretinistas que la acompañan, perdieron por paliza (se las dio el pueblo), el mismo vocablo que sacaron de contexto, define la perversa estrategia, de poner todo tipo de obstáculos y palos a la rueda para que fracase el nuevo gobierno, como se lo hicieron a Mauricio Macri. Es la masa descerebrada conducida en estampida contra el orden, la paz y las leyes. Son los granujas de la antidemocracia que todos juntos conforman las «fuerzas destituyentes», fuerzas paranoicas, conspirativas, demagógicas y golpistas.

Cientos de agrupaciones de granujas organizados son subvencionadas por el kirchnerismo para tomar las calles y hacer quilombos, tal como lo han anunciado los cabecillas de la CGT, Grabois, Belliboni, el Cura Paco Olveira y otros orates. El pueblo que les dijo basta no debe permitirlo nunca más. Salvemos el Cóndor.

Esto escribía yo poco antes de que Mauricio Macri asumiera como presidente de la Nación. Parece ayer. Hoy se vuelve a repetir la historia.*

De fuentes confiables se tiene conocimiento de que Mauricio Macri superó en más de 10 puntos a Scioli y, para evitar el papelón de perder de forma vergonzosa, el aparato K se sumó votos que correspondían a «Cambiemos».

Era tan abrumadora la diferencia que les resultaba casi imposible repetir un fraude electoral similar al que hubo en Tucumán, no obstante la derrota sufrida, quieren venderle al país y al mundo que Macri les ganó sólo por 3 puntos (51 a 48), lo que, por supuesto, nadie lo cree.

Coinciden en esto muchos observadores políticos imparciales, entre ellos Claudio Fantini. Esto, Macri lo sabe perfectamente, pero ordenó no denunciar ni reclamar ante la evidencia que ganaba por puntos. Entonces razonó así: «¿Para qué protestar?, si ya gané. Es mejor callarse la boca y no darles motivo a los kirchneristas de aprovecharse de la situación y saquen tajada».

Está claro que esta mujer que ocupa el cargo de presidente de la Nación está enferma de odio, no se quiere ni ella misma y, la rabia que le produce a su herido orgullo tener que entregarle la banda presidencial a alguien que para ella es su peor enemigo, no puede disimularla. Está claro que la naturaleza de esta mujer es el de una bruja malvada.

Y, el 10 de diciembre próximo no se retirará de la Casa Rosada en helicóptero desde la azotea, sino que se irá volando en su propia escoba. Montada en su escoba se dirigirá a un aquelarre con sus seguidores de La Cámpora, a los fines de diseñar estrategias para hacerle todo el daño posible al nuevo gobierno.

El nivel de maldad de Cristina corre parejo con el de su ridiculez olímpica. Sus papelones no han sido ni serán superados por ningún otro gobernante. Haber convocado al presidente electo a la residencia de Olivos para nada, deja al descubierto su resentimiento y su obcecación maníaca.

Sabe que está perdida, por lo tanto, hasta el último instante de su patético gobierno, no guardará ni la más mínima muestra de cortesía, hidalguía y lucidez. Se empeña en mostrase fuerte, altiva y poderosa, pero en su fuero íntimo teme ir presa porque sabe perfectamente que es culpable de innumerables delitos que son el resultado de la asociación ilícita de la cual ella y su extinto esposo son sus cabecillas.

Desde mi punto de vista, el mejor antídoto contra la peste K es que el primer decreto del nuevo presidente tenga por objeto la inmediata investigación y desmantelamiento del gigantesco aparato de corrupción para el lavado de dinero y condena de todos los delitos que se han venido cometiendo en perjuicio del Estado al que deja en franca bancarrota. Su prontuario es tan negro que sería una burla y una afrenta que ella y sus secuaces no vayan presos.

Para eso yo y millones de ciudadanos lo hemos votado a Macri. Esperemos no nos defraude.

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