Por Lorenzo Hernández.-

El presidente Javier Milei ha dado un nuevo golpe a los Derechos Humanos y a la democracia al anunciar el cierre del INADI, el organismo encargado de combatir la discriminación, la xenofobia y el racismo en nuestro país. Con esta medida, Milei demuestra su odio por los sectores más vulnerables de la sociedad, que son los que más sufren las injusticias y las violencias que el INADI se propone erradicar.

Milei no sólo cierra el INADI, sino que también lo descalifica y lo insulta, diciendo que es un instituto que «no sirve para nada» y que solo gasta el dinero de los contribuyentes. Estas afirmaciones son falsas y ofensivas, ya que el INADI ha realizado una labor fundamental para promover la igualdad, la diversidad y la inclusión en nuestro país. El INADI ha atendido miles de denuncias por actos discriminatorios, ha brindado asesoramiento y asistencia a las víctimas, ha capacitado a funcionarios públicos, docentes, periodistas y otros actores sociales, ha elaborado informes y propuestas sobre la realidad nacional en materia de discriminación, y ha impulsado campañas de sensibilización y concientización sobre temas como la violencia de género, los derechos de las personas con discapacidad, la comunidad afroargentina, la comunidad LGBTIQ, los pueblos originarios, los migrantes y refugiados, entre otros.

El cierre del INADI es una decisión arbitraria e ilegal, ya que el organismo fue creado por ley en 1995 y tiene rango constitucional por el artículo 75 inciso 22 de la Constitución Nacional, que incorpora los Tratados Internacionales de Derechos Humanos. Además, viola los compromisos asumidos por el Estado argentino ante los organismos internacionales de derechos humanos, que han reconocido la importancia y la legitimidad del INADI como mecanismo nacional de prevención y protección contra la discriminación.

Esta medida es también una traición a un pueblo que históricamente, se ha caracterizado por ser solidario, eligiendo la justicia social por encima de los intereses de unos pocos, defendiendo los derechos de los más vulnerables, y luchando por una democracia participativa y pluralista. Esta doctrina ha sido el movimiento político que más ha hecho por los derechos de los trabajadores, las mujeres, los jóvenes, los jubilados y todos los sectores populares. Ha sido la que ha defendido la soberanía nacional frente a los intereses extranjeros, la que ha impulsado el desarrollo industrial y la integración regional, la que ha garantizado la educación y la salud pública, la que ha ampliado la participación ciudadana y la democracia. También ha sido la que ha luchado contra la discriminación, la xenofobia y el racismo, y la que ha abrazado la diversidad y la pluralidad como valores de nuestra identidad nacional.

El cierre del INADI es un ataque a la diversidad y los derechos humanos, que deja a miles de personas sin protección ni asistencia frente a las situaciones de discriminación que padecen a diario. Es una medida que favorece la impunidad de los discursos y las prácticas discriminatorias, que fomenta la intolerancia y el odio, y que debilita la democracia y el Estado de derecho. Es una medida que nos retrotrae a épocas oscuras de nuestra historia, que debemos repudiar y resistir desde todos los ámbitos de la sociedad.

El INADI es diversidad, es igualdad, es Derechos Humanos. El INADI vive en cada persona que lucha por una sociedad más justa y solidaria.

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