Por Bernardino Montejano.-

Hace muchos años, Roberto Brie, un gran pensador argentino, que murió integrando la Comisión Directiva del Instituto de Filosofía Práctica, organizó un curso sobre destacados escritores en el Colegio Alemán de Temperley y me convocó para hablar de la vida y la obra de Saint-Exupéry.

Yo me preguntaba antes de comenzar la disertación: ¿cómo hago para congraciarme con el auditorio compuesto por alemanes y sus descendientes en su mayoría, con un buen exordio para presentar a un hombre que murió en la guerra combatiendo contra los alemanes?

Y se me ocurrieron un par de citas: una, cuando Saint-Exupéry expone su realismo contra la mentira soberbia del general de Gaulle, quien afirmaba después de haber perdido más de 100 tanques sobre 180 en un combate: “Francia perdió una batalla, pero ganará la guerra”, a lo cual el veraz piloto contesta: “Decid la verdad, general: Francia perdió la guerra, los aliados la ganarán”.

La segunda cita era una reivindicación del soldado alemán cuando escribe: Nuestro soldado es noble; el de enfrente también lo es. Para vertebrar a nuestras tropas no debemos decir que nuestros adversarios son un atajo de drogados, bandidos o asesinos.

Esto predispuso muy bien al auditorio para el resto del discurso, en el cual recordé que aviadores alemanes veneran en Aquisgrán a su colega francés y todo fue amable y cordial.

Hoy, en “La Nación” diario, aparece una nota titulada: “La ultraderecha de la UE se parte antes de las elecciones por una reivindicación de las SS”, que comenta la ruptura de Marine Le Pen de “Reagrupamiento Nacional” en Francia y de Mateo Salvini de La Liga en Italia con Alternativa para Alemania, por las declaraciones de su candidato Maximiliano Krah a un diario italiano, en las cuales afirmó que los miembros de las SS “no eran todos criminales”, al declarar: “Nunca diré que cualquiera que llevara un uniforme de la SS era automáticamente un criminal. Hay que evaluar la culpabilidad caso por caso”.

Se equivocan aquí Le Pen y Salvini, muy preocupados por ingresar en lo “políticamente correcto” y porque en palabras de la primera, “era urgente establecer un cordón sanitario”; en cambio Krah se enrola en una noble tradición que viene de la antigua Grecia cuando se juzgó a los generales (hoy serían almirantes) después del combate naval de Arginusas, cerca de la isla de Lesbos, durante la guerra del Peloponeso, en el cual resultaron victoriosos. Una victoria de Atenas sobre Esparta, en el año 406 a. C.

La acusación fue colectiva y el juicio también; era por no haber socorrido suficientemente a los náufragos, con la disidencia de Sócrates, quien sostuvo que debían ser juzgados cada uno por separado y no a todos en conjunto. Los seis que estaban presentes fueron condenados a muerte y ejecutados. Desde entonces, la opinión del “maestro de la política virtuosa”, como llama Alfred Verdross al gran ateniense, se incorporó a la cultura jurídica de Occidente, cultura ajena a politicastros como Le Pen y Salvini.

En Arginusas, una tormenta impidió el rescate de los sobrevivientes atenienses de los 25 tirrenes hundidos o dañados. Una tragedia con muchos ahogados, amargó el triunfo naval.

Culmina la nota de “La Nación” con una referencia a las encuestas, que “sugieren que los partidos nacionalistas y euroescépticos obtendrán un número récord de votos en junio, porque se espera que los votantes castiguen a los partidos mayoritarios por no proteger a los hogares de la inflación, ni frenar la inmigración, ni proporcionar una vivienda y una sanidad adecuadas”.

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